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Algunos datos interesantes sobre el grafeno
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Algunos datos interesantes sobre el grafeno

Más duro que el diamante, 200 veces más fuerte que el acero, 80,000 veces más delgado que una hebra de cabello humano y flexible como el plástico. Así es el grafeno, uno de los materiales más versátiles en existencia, excelente conductor de electricidad por demás, con aplicaciones potenciales en los más diversos campos.

Derivado del grafito, el grafeno fue aislado por primera vez en 2004 por los profesores Andre Geim y Kostya Novoselov de la Universidad de Manchester, Reino Unido. Se trata de un cristal de dos dimensiones que básicamente consiste en un solo átomo de carbono, transparente e impermeable a los gases.

Son tantas las cualidades del grafeno y sus posibles aplicaciones, desde pantallas flexibles hasta ropas funcionales y mejores equipos médicos gracias a sus propiedades antibacterianas, que desde un principio se le ha considerado un supermaterial, capaz incluso de generar otros materiales según sea necesario.

El grafeno hasta ahora solo tiene un inconveniente: producirlo es difícil y sale caro, con un proceso que usualmente implica transformar gases en una superficie especial de cobre que ha sido tratada para los fines. A lo largo de los años se han desarrollado varias alternativas, desde explosiones con gases (potencialmente peligrosas) hasta deposición de vapores químicos a partir de bobinas de cobre comercialmente disponibles, sin tratamiento especial previo.

Estos métodos tienen la particularidad de que bajan los costos, pero aún así siguen siendo un tanto complejos. Quizás la mejor alternativa la ofrecen científicos de Canberra, Australia, que la semana pasada compartieron un nuevo método para obtener grafeno a partir de aceite de cocinar -específicamente de soya- aún si estuviese usado.

Para lograr la obtención de grafeno, según explican los de Canberra, basta con calentar el aceite en un horno de tubo por 30 minutos a una temperatura que asegure la descomposición del aceite en unidades básicas de carbono, las cuales luego se enfrían en una lámina de níquel. El nuevo método se llama GraphAir y se considera podría abaratar los costos al punto de impulsar la adopción de grafeno en sustitución de silicio y como componente principal en wearables, equipos flexibles y demás.

Una ventaja de GraphAir, aparte de facilitar la obtención del grafeno, es que constituye una oportuidad para dar uso a residuos de aceite que normalmente se botarían, tapando drenajes y con las consecuencias que de ello derivan.

Si aún no te queda claro exactamente en qué puede usarse el grafeno, chequea este vestido que cambia de color al ritmo de la respiración, creación de Cute Circuit, o esta propuesta de smartphone flexible del fabricante chino Moxi.

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AUTORA

ROCIO DIAZ

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