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Con la presentación del jet X-59 vuelve el prospecto de la aviación supersónica
NASA’s X-59 Sits on Ramp

Con la presentación del jet X-59 vuelve el prospecto de la aviación supersónica

Años atrás, cuando viajar todavía era una actividad con cierto nivel de elegancia, el epítome de la experiencia era abordar un Concorde y acortar considerablemente el tiempo de vuelo entre ciudades tan icónicas  como Nueva York y París.

El Concorde, para quienes no lo saben o no lo recuerdan, era un avión supersónico, y así como acortaba tiempos al viajar más rápido que el sonido, así era de caro y exclusivo.

No porque algo sea caro y exclusivo significa que esté exento de problemas financieros y legales, o que sea infalible: Concorde cesó operaciones en 2003 por lo poco rentable que resultaba, pero no fue esta la única razón.

Altos costos de mantenimiento -parte de la baja rentabilidad experimentada- y aviones que rápidamente se hacían anticuados se suman al único accidente de aviación que involucró a un Concorde, ocurrido en 2000 y en el que no hubo sobrevivientes, se suman para explicar en detalle por qué falló ese negocio.

20 años después del último vuelo del Concorde, por vía de la NASA, la aviación supersónica vuelve a asomar la cabeza como una posibilidad factible en un futuro no muy lejano, pero con diferencias fundamentales que son las que serían la base de esta segunda oportunidad.

Lejos de revivir al Concorde, que se hizo famoso por ser tan ruidoso como costoso, NASA se ha propuesto probar que la aviación supersónica puede ser prudente en términos de ruido, hallándose la clave, quizás, en el diseño de la aeronave. En este punto es importante recordar que ese tipo de aviación está actualmente prohibida en Estados Unidos y otros países, justamente por lo ruidosa que es.

Con esta misión en mente, NASA otorgó en 2018 un contrato valorado en 250 millones de dólares a Lockheed Martin para el desarrollo de un jet supersónico que pudiese, en efecto, reducir considerablemente el molesto boom sónico que caracteriza a esos aviones.

El pasado viernes 12 de enero se vieron los frutos de este proyecto: el jet supersónico X-59, capaz de alcanzar una velocidad de hasta 925 mph (Mach 1.4), fue develado públicamente en la facilidad Skunk Works de Lockheed Martin, ubicada en California. Skunk Works es donde se trabajan los proyectos avanzados y experimentales de Lockheed Martin.

La presentación formal del X-59, transmitida en vivo en el canal de YouTube de NASA, da paso a una de las partes más cruciales de este proyecto: los vuelos de prueba para demostrar la factibilidad sónica del jet.

Proyecciones realizadas en 2023 sitúan los niveles de ruido de X-59 entre 72 y 86 decibelios. El Concorde, en contraste, llegó a alcanzar 119 decibelios en mediciones realizadas durante un despegue desde el aeropuerto de Washington en 1977.

La contaminación sónica -119 decibelios superan el umbral tóxico de audición para el oído humano, siendo este entre 100 y 110 decibelios-, fue uno de los obstáculos enfrentados por la aviación supersónica en su momento. Con X-59, NASA propone un cambio de percepción y fortuna en ese aspecto.

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AUTORA

ROCIO DIAZ

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