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El caso Jompéame raya en lo absurdo
Jompeame

El caso Jompéame raya en lo absurdo

A lo largo de la semana que está a punto de finalizar, varios temas candentes han acaparado la atención de las redes sociales dominicanas. Hablamos, por ejemplo, del eterno debate del aborto y la indecisión de aprobar las tres causales para permitirlo legalmente bajo condiciones específicas. Otro tema, que ha sido ligado al anterior, sin realmente tener que ver, es el de Jompéame, una plataforma dedicada desde años a apoyar causas sociales diversas.

Resulta que, en medio del fervor de los providas y los proaborto, ha resaltado el caso de una niña de 12 años que lleva siete meses de embarazo a consecuencia de una violación. Haciendo honor a su misión de ayudar a los desamparados y contribuir a reducir la pobreza, Jompéame, actualmente, tiene una campaña de recaudación de fondos que hace rato sobrepasó la meta de 750 mil pesos, situándose la cantidad recaudada al momento de este escrito en los 1.3 millones de pesos.

El objetivo de recaudar ese dinero es que Esperanza -nombre ficticio para proteger la verdadera identidad de la asolescente- pueda proveer alimentación y pañales a su bebé, al tiempo de mejorar las condiciones de su modesta vivienda.

A la clara, la labor de Jompéame es encombiable, y, más encomiable aún, es que una plataforma que empezó como crowdfunding para emprendedores lleve desde 2016 en modalidad social, algo que en un país como la República Dominicana hace perfecto sentido: no solo hay precariedades evidentes, sino que, contrario a lo que pasa en Estados Unidos y Europa, no hay una cultura de gente particular donar su dinero a proyectos de terceros. Es más, la figura de “inversionista ángel” o “capital semilla” era hasta hace poco más que desconocida.

Volviendo al caso actual, sucede que Jompéame ha sido emplazada por el Ministerio Público a retirar no solo las imágenes visuales del caso Esperanza, sino las de cualquier otro donde figuren menores. El alegato es que la plataforma viola varios artículos de la Ley 136-03, que crea el Código para el Sistema de Protección y Derechos Fundamentales de Niños, Niñas y Adolescentes.

De manera particular, según lo declarado por el Ministerio Público, Jompéame viola los artículos 12 y 18 de la referida ley, que protegen el derecho a la integridad y la intimidad de niños y adolescentes, así como el 26, que busca salvaguardar la imagen de ese grupo demográfico.

Varias cosas resultan curiosas cuando se analiza el caso Jompéame, tanto que pudiera parecer una especie de capricho el caerles atrás. Para empezar, la Ley 136-03 entró en vigencia en 2003, lo que significa que, probablemente, la plataforma lleva alrededor de cinco años violando sus preceptos, pero ahora fue que decidieron actuar. Esto, obviamente, en base a los acontecimientos de los últimos días.

Hay igualmente lo que bien pudiera verse como un caso de aplicación selectiva a la ley. En periódicos, revistas y programas de televisión es común toparse con reportajes centrados en niños y adolescentes; algunos positivos y agradables, otros desgarradores y tristes. Cierto es que se toman -usualmente- las previsiones de no presentar sus caras o sus nombres, tal como hace Jompéame con sus publicaciones. ¿No serían esos otros medios igualmente culpables de violar la ley?

¿Qué hay de publicaciones de ONGs y organismos afines? ¿No les aplica igualmente la Ley 136-03? ¿Por qué es perfectamente permitido publicar fotos y videos de un niño o adolescente al que se le celebran sus logros, pero prohibido hacerlo en casos de ayuda social? ¿Qué hay de esos padres que viven subiendo fotos y videos de sus hijos en redes sociales, a veces en situaciones no del todo inocentes? ¿Y los concursos, donde a veces hay bailes vulgares en niñas de corta edad?

Muchas preguntas, como pueden ver, ninguna de ellas con una respuesta fácil. Quizás lo peor es que a Jompéame la golpean, le ponen una curita y luego la vuelven a golpear más fuerte, poniendo en entredicho la seriedad e integridad de su fundadora, Katherine Motyka, y demás miembros. Peor aún, como la gente no lee ni tiene capacidad de lectura comprensiva, mezclan cosas que ni van, como el rumor de una niña de 9 años que dio a luz, el cual no parece ser más que eso, o el complejo y difícil debate del aborto. Hay quienes han tomado el caso Jompéame para hacer causa común con ambas vertientes del debate, y eso no es justo ni bueno.

Mientras tanto, a Jompéame le quedan 4 días para acatar el emplazamiento del Ministerio Público, esto pese a haber recibido el supuesto apoyo del Consejo Nacional para la Niñez y la Adolescencia (Conani).

En vez de hacer una aplicación relámpago de la ley, ¿por qué no revisarla y hacer ajustes? Desafortunadamente, la gente solo se motiva a apoyar causas de este tipo si tiene algún aval visual, pues, de lo contario, puede ser un mero engaño.

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AUTORA

ROCIO DIAZ

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