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¿En paz descanse, Twitter?
RIP Twitter

¿En paz descanse, Twitter?

Este viernes, la principal tendencia en Twitter era (y sigue siendo hasta este momento) un hashtag que anunciaba prematuramente la muerte de esa plataforma.

¿Ironías de la vida? Nada que ver. Podría decirse que el destino de Twitter quedó sellado, para bien o para mal, desde que Elon Musk se antojara de comprarla en marzo pasado, bajo el alegato de que la plataforma no cumple con el mandato de libertad de expresión.

La idea, provocadora y llamativa a partes iguales, generó toda una oleada de apoyo hacia Musk de parte de usuarios de Twitter que se identifican con esa línea de pensamiento, apoyo que nunca se extendió hasta los propios empleados de Twitter, quienes en cambio manifestaban angustia y temor ante la posibilidad de Musk al mando.

Ocho meses después, los temores de esos empleados probaron ser ciertos, pues Musk, fiel a su estilo impulsivo y disruptivo, lo primero que hizo fue botar al 50 por ciento de la fuerza laboral, todo de manera un tanto brusca y abrupta. Luego de esa barrida, sorpresivamente, vino la noticia de recontrataciones que no fueron bien recibidas, por razones obvias.

¿Cómo es posible botar gente para luego recontratarla? El chiste se cuenta solo, y a modo de resumen basta decir que esto es lo que ocurre cuando las cosas se hacen por impulso, porque sí.

En la nueva Twitter, y quizás replicando el estilo en otras empresas Musk, el empleado es una máquina a las órdenes de los caprichos del nuevo dueño, según se viene denunciando desde hace días, y es así como arribamos a los acontecimientos que han puesto en el tapete el ominoso hashtag #RIPTwitter.

No es solo que ha habido despidos masivos en Twitter, sino que los pocos empleados que quedan han decidido largarse uno a uno luego de uno de los famosos ultimatums del jefe, quien se la da en ser muy exigente para esos fines. ¿Resultado? Una empresa sin suficiente personal para funcionar, poner el orden, atender reclamos y garantizar un mínimo de seguridad o de atención al cliente.

Este último aspecto, atención al cliente, ha probado ser crítico de cara a la absurda decisión de cobrar 8 dólares por el cotejo de verificación, movida que fue vendida como una “democratización” y que devino en un desastre de proporciones épicas al ser aprovechado por vivos que le dieron el peor uso posible a esa funcionalidad.

Hay un motivo por el cual hay accesos, niveles y estatus exclusivos, a lo que no todo el mundo tiene acceso, y Musk quizás aprendió esto de mala manera con el famoso cotejo azul, pues luego de la democratización hubo una invasión de cuentas falsas -pero “verificadas”- que provocaron un auténtico caos a compañías como la farmacéutica Eli Lilly y a personalidades como el presidente estadounidense.

Aunque inicialmente reaccionó con su acostumbrada burla, Musk eventualmente reaccionó seriamente ante la situación creada, quizás porque se recrudeció la retirada de publicidad de cara a ese descontrol, y hoy la mayoría de esas cuentas falsas verificadas ha sido suspendida. En efecto, Musk anunció el relanzamiento de esto para el próximo 29 de noviembre.

¿Significa este evento a futuro que son exagerados los reportes que hablan de la muerte inminente de Twitter? No necesariamente. Ha habido un daño tremendo por el lado de la reputación y buen manejo de la plataforma, y eso se observa por el lado de la publicidad, necesaria para ser rentable. Además de eso, ninguna empresa funciona sin gente, y Musk se ha encargado de alienar a todo el mundo.

Si desaparece Twitter, el impacto podría ser considerable a nivel de redes sociales y su configuración actual.

No existe ninguna red que replique lo que ofrece Twitter, un lugar habilitado para debates y conversaciones espontáneas y que sirve además para medir reacciones en tiempo real y enterarnos de los últimos acontecimientos. En ese sentido, Twitter es única, y si efectivamente desaparece, para un grupo dejará de tener sentido estar en redes sociales. Podría venir entonces una etapa de reconfiguración donde redes como Facebook, que luce rezagada, terminen por desaparecer.

Un escenario sin redes sociales, o uno donde no se les de tanta importancia, podría parecer inconcebible en este momento, pero, entonces, inconcebible parecía meses atrás la situación que hoy se está viendo en Twitter. Penoso.

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AUTORA

ROCIO DIAZ

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