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¿Hacia dónde van los combustibles?

¿Hacia dónde van los combustibles?

Tras años en alza, el petróleo está a precios muy bajos en los mercados internacionales, aún cuando a nivel local no se refleje esa nueva “bonanza”. Se especula que esos bajos precios obedecen a un plan para terminar de desestabilizar a Venezuela y Rusia, pero podría verse en otra dirección: el enfoque “verde” que todo lo permea.

El enfoque verde, la forma más común de referirse a las formas ecológicas y esfuerzos por preservar el medio ambiente, no es nuevo. Durante al menos dos décadas se viene reforzando la idea de que las cosas se reciclan antes que desecharlas. Se viene hablando asimismo del efecto invernadero y los gases tóxicos que arropan la atmósfera, contribuyendo los mismos al agujero de la capa de ozono, a la contaminación y a la potencial desaparición de ríos, animales y otros recursos.

De todas las cosas mencionadas como culpables del cambio climático que vive la humanidad, pese a que todavía algunos se empeñan en negar su existencia, el petróleo es uno de los principales. Más que el petróleo, los combustibles fósiles que de allí derivan y que son causantes de un alto porcentaje de dióxido de carbono, un gas de efecto invernadero que ha crecido a niveles casi intolerables, según expertos en la materia.

¿Cómo combatir esta situación? Buscando alternativas, ya sean basadas en gas natural, energía solar, hidrógeno o plantas. Ejemplos abundan: los Smart son carros eléctricos muy populares en Europa, Toyota presentó hace unos meses su modelo Mirai, que estará impulsado por hidrógeno, y se han visto propuestas que funcionan con aguas cloacales, aceite de cocinar usado y hasta con marihuana. Cuando hubo la crisis petrolera de 2007-2008 no fue coincidencia que arreciara el uso de maíz y otros cultivos para fines de etanol, otro combustible que puede usarse para impulsar vehículos de motor, con la consecuencia de que vino poco después una crisis alimentaria.

Pasados los años, y aun cuando el petróleo está más que barato, se siguen buscando alternativas. No es solo que sus derivados contaminan, sino que, eventualmente, esta materia prima se agotará porque se trata de un recurso no renovable. Ya que no es suficiente con tener carros eléctricos, una alternativa que para países como República Dominicana aún no resulta factible, compañías como Audi siguen tratando de desarrollar combustibles menos nocivos para el medio ambiente y con el menor impacto posible sobre la humanidad como un todo.

¿Será posible tener acceso a combustible limpio, eficiente, fácil de obtener y que no tenga impacto alguno sobre las plantas? El hidrógeno, considerado el elemento más abundante, es difícil de obtener, y ya se vio lo que ocurrió durante el boom del etanol. ¿Carros solares? Una idea buena en teoría, pero no tan eficiente en la práctica. ¿Qué queda? Audi ha vuelto a experimentar con plantas, pero a la vez propone una solución a largo plazo que no utiliza biomasa como base: e-benzin.

Desarrollado por su socio de proyecto Global Bioenergies, e-benzin es un derivado de azúcares fermentados provenientes del maíz, lo que daría la idea de que estamos en lo mismo, usando biomasa para lograr un combustible que en la práctica no contamina pero que tiene el potencial de crear una crisis alimenticia. Conscientes de esa preocupación, ambas compañías se han propuesto buscar la forma de producir este derivado utilizando únicamente agua, hidrógeno, dióxido de carbono y luz solar.

isobuteno

Posibles usos del isobuteno (© Global Bioenergies)

E-benzin es isobuteno gaseoso (obtenido de la fermentación de azúcares) refinado y convertido a isoctano, un hidrocarburo con octanaje de referencia de 100. Según el CEO de Global Bioenergies,  esta es la primera vez que realmente se produce gasolina a partir de plantas, lo cual se considera un verdadero avance. El próximo paso es poner a una funcionar una facilidad en Alemania que podrá producir 100 toneladas al año de isoctano e isobuteno de la mayor pureza, con la promesa de una versión libre de biomasa hacia finales de 2016.

De aquí a 10 años es posible que las bombas de gasolina que conocemos hoy ya no sean la norma, al menos en países que de por sí han abrazado la idea de buscar alternativas antes de que sea muy tarde. En países como el nuestro es probable que el cambio tarde mucho más en llegar.

 

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AUTORA

ROCIO DIAZ

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