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Otro altar que cae por las filtraciones: Credit Suisse
Credit Suisse

Otro altar que cae por las filtraciones: Credit Suisse

La inmoralidad arropa al mundo desde su mera existencia, y si bien se tiene la creencia de que en el pasado la gente era más correcta, una y otra vez se ha demostrado que no pasa de ser una percepción.

En el mundo moderno de hoy, con tanta tecnología a la mano gracias a la presencia de smartphones, cámaras ocultas y la vuilnerabilidad inherente de lo digital, es poca la gente la que puede salirse con la suya y sus preceptos de inmoralidad.

Cierto es que la tecnología que nos rodea nos ha robado la privacidad, pero podría argumentarse que el intercambio no necesariamente es nulo: a cambio de una exposición casi total, de la cual a veces ni nos damos cuenta, podríamos tener autoridades y sociedades más transparentes.

Desde la filtración de datos que reveló las cuestionables andanzas de la Agencia Nacional de Seguridad (NSA) de los Estados Unidos en 2013, los “soplones” o “whistleblowers” se han multiplicado, y siempre la consecuencia es la misma: el remeneón que nos abre los ojos y nos deja pensando.

Antes de Snowden y el caso NSA en 2013, Wikileaks es la referencia por excelencia. Desde 2006, esta organización viene haciendo historia con filtraciones de documetos clasificados que han hecho quedar mal a más de uno, con alcance global. En épocas más recientes, tenemos a Frances Haugen y sus valientes denuncias sobre Facebook.

En lo últimos 15 años hemos estado sobresaltados por una filtración tras otra, y siempre es la misma historia: políticos, multimillonarios, gente de la alta sociedad y personajes de mucho poder están involucrados en en esquemas poco éticos que implican lavado de activos, desvío de fondos y corrupción.

Se ha visto el mismo patrón en Wikileaks, Panamá Papers y Pandora Papers. El último gran escándalo en salir producto de una filtración masiva de datos es Credit Suisse, la venerable entidad bancaria suiza que tiene fama de guardar secretos como ninguna otra.

Credit Suisse, pese a la reputación suiza que le precede, siempre suena por lo bajo cuando se habla de fortunas mal habidas y de personajes actuales y pasados que son poco menos que ideales.

Ahora que se han filtrado los datos de 30 mil cuentas, revelándose finalmente a los dueños secretos de 80 mil millones de libras esterlinas guardadas allí, tal parece que los rumores en torno a Credit Suisse no eran del todo infundados.

Como suele ocurrir con toda compañía o personaje que de repente se ve en la mira, Credit Suisse ha negado la acusación de que sea una entidad bancaria poco ética en su proceder. Como parte de su defensa, alega que muchas de esas cuentas se abrieron en un momento en que las leyes, las prácticas y las expectivas en torno a estas organizaciones eran muy distintas.

En la defensa de Credit Suisse no falta el clásico argumento de que se han sacado las cosas de contexto, ¿pero será así realmente?

La filtración, que se suma a un conjunto de escándalos y controversias recientes en torno a Credit Suisse, incluye casos tan sonoros como el de Ferdinand Marcos y su esposa Imelda, quienes lograron desviar alrededor de 10 mil millones de dólares de las Filipinas durante los tres mandatos de Ferdinand, quien finalmenre salió del poder en 1986 tras una revolución.

También figuran en los datos filtrados de Credit Suisse los ejecutivos que saquearon a PDVSA en Venezuela, la transferencia de 350 millones de euros de una cuenta del Vaticano para una inversión en Londres que resultó fraudulenta, ejecutivos envueltos en escándalos de soborno y políticos corruptos asociados a esquemas de lavado de activos. Todo esto en nombre del legendario “secreto bancario suizo”.

¿Qué pasará ahora? Quizás nada, pero un escándalo de esta clase al menos sirve para disuadir de las malas artes que por siglos han dominado al mundo.

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AUTORA

ROCIO DIAZ

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