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En esta época todo es un commodity

En esta época todo es un commodity

ReservationHop

¿Te sobra espacio en tu casa? Alquílalo. ¿Sientes que no sacas provecho a tus habilidades? Ofrécelas a cambio de un honorario. ¿Tienes una idea pero no sabes como ejecutarla? Preséntala en Internet y deja que las cosas fluyan. En esta época de aplicaciones, facilidades digitales y emprendedurismo resulta más fácil que nunca hacerse de un dinero extra, solo hace falta reconocer oportunidades y aprovecharlas. Se ha visto el caso con la aplicación Yo y con la fabulosa ensalada de papas en Kickstarter, que ya va por más de 15,000 dólares. Hoy en Silicon Valley el tema de moda es ReservationHop, que ha llamado la atención de manera negativa.

ReservationHop viene a responder una necesidad latente en el ámbito de restaurantes: sacar provecho a aquellas reservaciones que por la razón que sea no son utilizadas, lo cual en teoría va en beneficio del propio restaurante y de otros comensales que quizás se ven impedidos de ir a un lugar porque estaba lleno, con todo reservado, de antemano. Visto así, la idea de esta aplicación no es del todo mala. Pero, por aquello de que todo se puede vender en esta época, inclusive el tiempo, ReservationHop no solo pone esas reservaciones a disposición del público, sino que las vende. Silicon Valley, a pesar de que se apoya cosas en ocasiones muy absurdas, ha gritado esta vez por lo que considera una falta de ética.

¿Va en contra de la ética ReservationHop? Depende de cómo se mire. Por un lado, una aplicación como esa quizás tenga poco o nulo éxito en un país como República Dominicana, donde la mayoría de la gente simplemente se va a otro establecimiento si el elegido para la salida está lleno. En Estados Unidos, específicamente en ciudades como San Francisco o Nueva York, donde las cosas son por moda y exclusividad, la historia es otra. Hay gente que por impresionar al otro o por satisfacer su ego literalmente hace lo que sea por entrar al sitio del momento y que lo vean allí. En un escenario como ese aparece gente dispuesta a pagar por una reservación, y eso es algo que el creador de la aplicación, Brian Mayer, sabe muy bien.

Habrá gente que dirá que no es legal o ético vender las reservaciones que otro no puede usar, sea porque se enfermó o se le presentó un problema. Otros dirán que tienen derecho a sacar provecho a lo que no usan y otros más estarían agradecidos de que alguien tuvo la brillante idea de poner las reservaciones de otros a su disposición, aún sea por un precio. Desde un punto de vista, todos salen ganando con ReservationHop: el creador, los restaurantes, que en teoría reducirían su porcentaje de mesas vacías, y la gente interesada en ir a esos lugares. Por otro lado, una aplicación de este tipo puede fácilmente salirse de control y replicar las condiciones de un mercado negro a nivel de restaurantes. Quizás por eso es que le han caído encima por todos los medios posibles.

He aquí otro ejemplo de que en esta época de oportunidades solo hace falta tener ideas y ejecutarlas bien. Si un individuo en Ohio puede recaudar 15,000 dólares en 5 días para hacer una ensalada de papas valorada en 10 dólares, entonces gente con ideas más serias y con el potencial de aportar algo debería en teoría poder satisfacer sus necesidades monetarias por esta vía. Sin embargo, como se ha visto con proyectos legítimos, esto es una lotería. Aunque todo es un commodity, hay que saber presentar la idea. Por eso es que gente sin preparación o ética profesional a veces logra mayor éxito que otros que ofrecen calidad pero que no son buenos vendiéndola. Al final la presentación y el marketing le ganan a esos atributos.

ensalada papas 2

Ya esto es ridículo…

Y hablando de ética, ¿no sería cuestionable que alguien ponga en Kickstarter que quiere recaudar 10 dólares para hacer ensalada de papas y termine con más de 15,000? Cabe preguntarse qué hará Zack Danger Brown con todo ese dinero, y, de paso, pone en evidencia que la gente actúa en manada y que realmente es difícil evaluar los mecanismos que intervienen en el mercado de oferta y demanda.  Si un proyecto ya llegó a su meta, ¿para qué seguir aportando fondos?

El creador de ReservationHop ha sido honesto al responder a las críticas. Confiesa que realmente no pensó en las implicaciones éticas al desarrollar la aplicación, idea que surgió tras esperar 30 minutos por un burrito. Asimismo, está dispuesto a trabajar de manera conjunta con restaurantes para que ninguna de las partes se vean afectadas. Es posible que estas críticas iniciales den paso a una aplicación o sistema que a mediano o largo plazo sea indispensable para restaurantes. Nunca se sabe.

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AUTORA

ROCIO DIAZ

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