Aunque no resultan nada prácticos en países donde hay crisis energética, los autos eléctricos van ganando terreno en sitios como California, donde hay estrictas leyes que regulan las emisiones vehiculares, y en Europa, donde el concepto del ahorro es casi una forma de vida.
Los autos eléctricos, al igual que modelos híbridos como el Prius, constituyen una de varias alternativas para sustituir gradualmente la flotilla de vehículos de combustión interna actualmente en uso, los cuales contaminan el ambiente y dependen primariamente del petróleo, un recurso no renovable que eventualmente se agotará.
Desde el punto de vista medioambiental, y por aquello de que el petróleo tarde o temprano se va a acabar, los autos eléctricos hacen bastante sentido, al punto de que podríamos decir que son una necesidad bajo las circunstancias actuales. Sin embargo, y esto es algo que para mucha gente es chocante, estos autos suelen ser considerablemente más caros que sus contrapartes impulsadas por derivados del petróleo, con el agravante de que ofrecen velocidades más bajas.
Para gente que se fija en detalles como desempeño, velocidad, arranque y demás, los autos eléctricos no resultan del todo atractivos, siendo ello el motivo por el que en 2013 se implementó el concepto de Fórmula E, básicamente carreras al estilo F1 en donde los vehículos son todos eléctricos. El objetivo es impulsar la investigación y desarrollo en esta área, contribuyendo de paso a cambiar la percepción.
Cierto es que al principio los autos eléctricos ofrecían un desempeño bastante inferior con relación a los de combustión interna, pero la tecnología ha mejorado bastante. Lo que no ha cambiado tanto es la diferencia de precios, situación que se explica por un asunto de oferta y demanda: en la medida en que se vaya masificando se irán nivelando los precios, proceso que se ha dado en la adopción de televisores, computadoras, smartphones y otras tecnologías de alto impacto.
Junto al tema de la oferta y la demanda está también la cuestión de estatus social, un elemento que forma parte inherente de la industria automovilística y que explicaría en parte la decisión de Tesla Motors de subir la categoría al Modelo S, cuya versión más reciente, 70D, cuesta 76,016 dólares. Claro está, comparado al anterior modelo base, 60D, este tiene mejoras considerables, empezando por un paquete de batería más potente de 70 kWh que ofrece mayor desempeño (386 kilómetros). 70D ofrece igualmente SuperCharger, software de piloto automático y tracción en las cuatro ruedas.
A nivel de diseño y especificaciones técnicas, este Tesla resulta atractivo, incorporando incluso elementos autónomos, un área en la que Google es pionero y en la que aún quedan muchas cuestiones legales por definir.
En conclusión, los autos eléctricos son necesarios por una cuestión de preservación del medio ambiente y eficiencia en el uso de recursos. De la mano de Tesla, Renovo, Google y fabricantes tradicionales como Toyota y BMW, que ya han incursionado en esta categoría, al cabo de unos años dejarán de ser una novedad para convertirse en la norma. Claro está, el proceso tomará más tiempo en países como la RD, pero también aquí se sentirá el cambio.