Cuando cambiamos de smartphone, ¿qué pasa? ¿Lo regalamos a alguien, lo dejamos engavetado o lo echamos directamente a la basura? Si bien es común regalar el móvil que ya no está en uso, el mismo eventualmente termina desechado, por lo general de una manera poco adecuada. La misma situación se repite con otros equipos de uso común: laptops, tabletas, cámaras y computadoras de escritorio, por solo mencionar algunos.
A pesar de que se trata de aparatos usados de manera masiva a nivel mundial, poca gente sabe cuál es la manera correcta de desecharlos, un desconocimiento que se extiende hacia las autoridades responsables de recolectar la basura y mantener la ciudad limpia, con consecuencias variadas sobre el medio ambiente y la salud colectiva. El problema, que usualmente no recibe tanta cobertura como otros temas, se ve agravado por la inusitada frecuencia con que las compañías actualizan sus productos, llevando a los usuarios a desechar sus equipos actuales a favor de lo último en salir al mercado.
Muchas veces la gente desecha equipos en perfecto estado, sin averiguar si hay otras opciones que impacten menos al medio ambiente. Otras veces no se tiene acceso a alternativas más adecuadas. El resultado es que equipos con componentes electrónicos y químicos como cobre, litio y mercurio terminan mezclados con basura normal, compuesta por papeles, periódicos, vidrio, plástico y restos de comida. Este tipo de desechos especiales se conoce como basura electrónica, y en la actualidad constituye un problema que se está saliendo de las manos.
Iniciativa StEP, conformada por un conglomerado de organismos de la Organización de las Naciones Unidas, gobiernos, empresas y organizaciones no gubernamentales, compartió esta semana el dato de que a nivel mundial se generaron 48.9 millones de toneladas de basura electrónica en 2012. Se prevé que para 2017 la cifra llegará a 65.4 millones de toneladas, un incremento de 33%.
¿A cuánto tocamos?
Si se fuera a dividir el dato entre la población mundial, se llega a la conclusión de que cada persona, a nivel individual, generó 15 libras de basura electrónica en 2012. China y Estados Unidos encabezan la lista con 11.1 y 10 millones de toneladas respectivamente.
A pesar de que varias compañías han hecho el esfuerzo de hacer productos más verdes, eliminando el uso de mercurio, por ejemplo, el problema va en aumento. Igualmente han servido de poco los programas de reciclaje porque la mayoría de la gente no tiene conciencia del peligro que supone desechar baterías, teléfonos y demás de la manera “normal”.
Parte del objetivo de Iniciativa StEP es llamar la atención sobre este caso, y para ello han puesto a disposición un mapa virtual que ofrece información país por país, disponible a través de su website. Al consultar este mapa nos enteramos que en República Dominicana se produjeron 57,850 toneladas de basura electrónica, un dato que conviene conocer y tomar en cuenta porque este es un país donde hay poca conciencia sobre la basura común y donde apenas ahora se están implementando algunas iniciativas tímidas de reciclaje.