En cierta ocasión escuché a una persona decir que no había invento más perfecto que un cono de helado porque al terminar de comer no quedaba nada, tan solo el placer de haber disfrutado de un rico helado, sin la preocupación de tener que lavar envases y sin haber generado grandes desperdicios. Lo mismo podríamos decir de ciertas frutas, como manzanas y fresas, que se pueden comer directamente sin grandes problemas.
La triste realidad es que cada vez que comemos generamos desperdicios, sobre todo cuando se trata de comida rápida, y aún cuando los países industrializados cuentan con sistemas de reciclaje, la generación de basura sigue siendo un tema de preocupación a nivel mundial. ¿Y si fueran comestibles los envases de la comida? Eso de seguro ayudaría a reducir la cantidad de basura que se genera día tras día. Pensándolo bien, se trata de una idea con mucha lógica, por eso no debe sorprender que científicos de Harvard estén trabajando en ello.
De la mano del profesor David Edwards, el mismo que ideó el café en aerosol -mejor conocido como AeroShot– y conceptos más nebulosos, como la máquina de comidas respirables Le Whaf, el Instituto Wyss de Harvard trabaja en WikiCells, membranas comestibles hechas a base de plástico biodegradable y partículas de comida que harían las veces de botellas para bebidas. La idea es la misma que hay con el cono de helado: que no queden desperdicios, o, al menos, que estos sean mínimos.
Como parte de los experimentos con WikiCells, el equipo del Instituto Wyss ha rellenado una membrana de naranja con jugo de naranja, ha almacenado vino en envases de uva y han colocado gazpacho en un envase con sabor a tomate. Definitivamente hay un patrón aquí, y es que el envase debe guardar una relación a nivel de sabor con su contenido.
Aunque probablemente le tome un tiempo salir de la fase de investigación y desarrollo, resulta bastante interesante la idea de WikiCells, un proyecto que además contempla la posibilidad de que la gente, a nivel individual y en su propio hábitat, pueda producir sus propios envases. Edwards menciona lo beneficioso que sería este concepto en sitios rurales, como Africa, donde sus habitantes podrían eliminar el plástico tradicional de sus vidas y contribuir a un medio ambiente más limpio.