Hablar de impresoras evoca imágenes de equipos que reproducen documentos digitales en formato físico, y si bien estamos más que familiarizados con esas cosas, existe otro tipo de impresión que poco a poco incursiona más allá de ambientes especializados, tal como pudo verse en Las Vegas con motivo de la feria de electrónica de consumo CES. En ese escenario un equipo llamado MakerBot Replicator, que básicamente hace impresiones de objetos tridimensionales, fue premiado como lo mejor en tecnología emergente por CNET.
Tal como su nombre lo indica, este equipo simplemente replica objetos en base a un patrón suministrado de antemano, y las posibilidades son infinitas: juguetes, ganchos de cortina, platos, vasos y un largo etcétera, siempre y cuando el objeto no sobrepase medidas de 8.9 x 5.7 x 5.9 pulgadas. Esta restricción en tamaño obedece al hecho de que Replicator es una impresora tridimensional para uso personal, pero ya en ambientes industrializados las impresioras tridimensionales son capaces de imprimir prácticamente cualquier cosa, desde piezas de vehículos hasta prótesis.
De hecho, en septiembre del año pasado un grupo de personas vinculadas al diseño y mecánica automotriz develó Urbee, el primer vehículo en ser fabricado enteramente a través de una técnica de impresión tridimensional, siendo en este caso un proceso donde se sobreponían capas sobre capas de material hasta formar un sólido. Contrario a lo que pudiera pensarse, Urbee, que tiene un aspecto bastante moderno, no es para nada frágil: está diseñado para durar al menos 30 años en perfectas condiciones. La idea con Urbee es que sea un vehículo eficiente en su consumo (es híbrido), seguro, fácil de reparar, y, sobre todo, asequible.
Los platos de Dishmaker
Quizás más impresionante resulte el caso de la señora de 83 años que recibió un implante de mandíbula para corregirle una infección que le había afectado severamente. El implante en cuestión se realizó mediante técnicas de impresión tridimensional a partir de polvo de titanio y recubierto luego con compuesto de hidróxido y apatita, elementos usados en la creación de huesos artificiales.
Todo el proceso fue una colaboración conjunta de médicos, profesores universitarios belgas e ingenieros especializados en cirugías bucales y maxilofaciales del centro médico holandés Orbis, con especial participación de miembros del equipo de morfología funcional de la Universidad de Hasselt (Bélgica). A diferencia de los implantes tradicionales, uno fabricado con impresión tridimensional, hecho a la medida por demás, está disponible en apenas algunas horas.
¿Qué más puede hacerse con una impresora de estas? Las posibilidades parecen ser infinitas, y un buen ejemplo de lo que pudiera verse en un futuro es la máquina Dishmaker, un prototipo creado por el Media Lab del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT) que basicamente imprime platos, tazones y vasos en acrílico según se necesiten. Cuando ya se ha terminado de comer, la idea es que en vez de guardarlos se introduzcan nuevamente en la máquina, que procede entonces a reciclarlos.
Otra idea, esta un poco más artística, fue lo que presentó el grupo sueco de diseñadores Front Design con su concepto de “muebles de boceto”, que consistía en trazar muebles en el aire para que una máquina interpretara los movimientos en tercera dimensión. A continuación los bocetos salían impresos en 3D.
