Si tienes un iPhone y aún no has actualizado a iOS 11.3, sigue posponiéndolo: a dos semanas de su disponibilidad las quejas y problemas no cesan, con casos graves en los que el equipo simplemente no reacciona.
iOS 11.3, la respuesta de Apple al escándalo aquel del desempeño degradado remotamente para hacer frente a baterías desgastadas en equipos viejos y las consiguientes demandas de actualizaciones iOS, contiene la herramienta prometida por la compañía para transparentar la gestión de batería, pero hasta ahora es de lo menos que se ha hablado.
Suele ser el caso que los usuarios de Apple no pierden tiempo a la hora de actualizar sus equipos a la última versión disponible del sistema operativo, siendo esta la razón por la que el ecosistema no enfrenta situaciones de fragmentación como ocurre en Android, pero esta vez muchos se llevaron una desagradable sorpresa al proceder con iOS 11.3.
En lo que bien podría decirse es la actualización más problemática en la historia de Apple, iOS 11.3 ha sido responsable de baterías que se descargan inusualmente rápido y problemas de audio que se reflejan tanto en reproducción de canciones como en llamadas y videollamadas.
La peor parte de la actualización iOS 11.3 ha sido experimentada por personas que tuvieron la mala suerte de que sus equipos se convirtieron en ladrillos, ya sea porque se perdieron las capacidades táctiles de la pantalla o porque simplemente no encienden tras la actualización. Debido a cambios en el protocolo, estos usuarios no pueden simplemente reversar a la versión anterior, teniendo que recurrir a arreglos de terceros en caso de que los genios de Apple decidan que es mejor cambiar el equipo.
La actualización iOS 11.3 ha sido tan traumática que hasta un evento independiente e insignificante para fines del sistema operativo como lo es tener una pantalla reparada -sea por Apple o por terceros- se ha convertido en una posible fuente de problemas.
Hubo un tiempo, específicamente mientras Steve Jobs estuvo al mando, en que la filosofía de Apple era que las cosas debían funcionar a la primera. Hoy día esa mística se ha perdido y en su lugar tenemos fallos contantes y errores absurdos que nunca debieron ser, siendo el escándalo de las baterías uno de los mejores ejemplos.
Quienes han perdido sus teléfonos a manos de iOS 11.3, viéndose forzados a comprar un equipo nuevo, se sienten penalizados por haber hecho una actualización sacada y promovida por la propia Apple.
Si bien es cierto que no es la primera actualización de iOS en dar problemas, una cosa es innegable: estos van en aumento con cada versión, y debería ser preocupante para una empresa que se jacta de no tener fragmentación. A este ritmo el descontento va en aumento y amenaza con desbordarse eventualmente.