Si te dieran la oportunidad de expresarte con honestidad sobre tu jefe, pareja, padres o amigos, desde el total anonimato, ¿qué harías? ¿Aprovecharías el canal para soltar par de insultos que no te atreverías a decir en público, o mantendrías tu opinión cordial y limpia, aun cuando señale defectos?
La mayoría de la gente, por un asunto psicológico y hasta antropológico, elegirá la primera opción. Después de todo, esa descarga de adrenalina y el subsiguiente alivio asociado a desahogarse con insultos es una cosa de antología, siendo esta la razón por la que esquemas anónimos en la red no suelen perdurar en el tiempo.
La gente, por razones muy variadas, se ha dedicado a ser una colectividad quejosa y apesadumbrada, incapaz en ocasiones de ver las buenas cualidades del otro, concentrándose mejor en aquello que tiene de malo. La triste realidad es que criticamos a otros lo que muchas veces nos define a nosotros mismos, lo cual constituye una paradoja y una hipocresía a la vez.
¿A qué viene todo esto? Una sola palabra: Sarahah. Si estás activo en redes sociales ya habrás visto que “Sarahah” es tema tendencia en Twitter y que en la App Store de Apple ocupa el primer lugar en popularidad, mientras que en Google Play ocupa el segundo lugar.
Sarahah, un vocablo árabe que significa franqueza u honestidad, es una aplicación tipo red social creada por Zain al-Abidin Tawfiq con el objetivo de ofrecer un canal honesto de comunicación entre empleados y empleadores, manteniendo el anonimato para posiblemente evitar situaciones que atenten contra el trabajo y bienestar de los miembros de la oficina.
No tardó mucho este desarrollador en darse cuenta de que Sarahah podría ser usado en otros contextos más allá de lo corporativo, y, ¡voilà!, ahora tenemos lo que varios medios consideran el éxito del verano a nivel de aplicaciones, aún sea este un éxito efímero por aquello de que la cantidad de usuarios nuevos eventualmente disminuirá y también porque nuestra capacidad abreviada de atención tarde o temprano nos hará buscar otro entretenimiento.
De entrada Sarahah está diseñado para ofrecer retroalimentación positiva y constructiva orientada a mejorar ciertos aspectos en los que a veces no estamos al tanto de nuestras debilidades. También ocurre que en ocasiones no reconocemos nuestras propias fortalezas, y ahí viene bien que otros las señalen para crear conciencia al respecto.
Hasta aquí, todo bien con Sarahah, pero hay que tener cuidado: ya se están reportando casos de uso indebido que involucran bullying y ofensas personales entre adolescentes, uno de los grandes problemas de estos tiempos hiperconectados y de gente hipersensible que a veces responde muy mal a estas cuestiones. Ya ha ocurrido anteriormente con aplicaciones “anónimas” como Yik Yak y Kik, ambas rodeadas por controversia en su momento.
¿Es tan difícil ofrecer una crítica constructiva desde el anonimato? Hay gente que ni siquiera en un cara a cara se detiene a pensar en el poder de sus ofensas e insultos, así que es como para pensarlo. El creador de Sarahah declaró a Mashable que desea esta sea una plataforma positiva, pero cuando hay gente de por medio es difícil garantizar esa experiencia.
Para quienes se preguntan cómo es que Sarahah prácticamene se ha convertido en algo viral en cuestión de días, la respuesta podría ser hasta cierto punto decepcionante: basta con conectar con la gente adecuada, como ocurrió con Tawfiq cuando mostró su creación a un amigo a quien considera un verdadero influenciador. A partir de ahí la aplicación pasó de tener alrededor de 70 usuarios a más de mil en cuestión de días. Ahora tiene millones de usuarios. Fue inicialmente lanzada en Medio Oriente en febrero de este año.