Globos, Wi-Fi, acceso a Internet para todos. Estos tres elementos conforman la base de Proyecto Loon, que al decir de la misma gente de Google, se trata de una idea bastante loca, pero que vale la pena explorar. Después de todo, la idea es soltar globos hacia la estratósfera con el objetivo de proveer acceso a Internet en regiones rurales y remotas donde esa facilidad no ha llegado por una combinación de factores que van desde costos hasta viabilidad comercial y financiera. ¿Funcionará el plan? Justo eso es lo que Google va a averiguar en breve tras haber liberado 30 de estos globos en la isla Sur de Nueva Zelanda.
Así como Google ha estado incursionando en otras áreas más allá de las búsquedas y el correo para incluir piezas futuristas como las lentes Google Glass y servicios de fibra óptica que compiten con proveedores tradicionales de servicios de televisión por cable y demás, la compañía, siguiendo su filosofía interna, a veces incursiona en proyectos ambiciosos que tienen cierto aire altruista. Tal es el caso de Proyecto Loon, pues aquí la motivación es que hay una parte importante de la población mundial que no tiene acceso a Internet.
En su video de introducción a Proyecto Loon, salido de los laboratorios Google X, se advierte la triste realidad: por cada persona que tiene acceso a Internet, hay dos que no lo tienen. Un reporte de Statista publicado en abril pasado pinta un panorama similar al informar que solo un tercio de la población mundial está online, observándose una marcada diferencia a nivel de penetración de estos servicios en los países desarrollados de Norteamérica y Europa y el resto del mundo. Para que se tenga la idea, un detalle del informe de Statista respecto a los índices de penetración:
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Estados Unidos: 79%
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Europa: 63%
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América Latina: 43%
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Asia: 27%
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Africa: 16%
Volviendo a Proyecto Loon, la primera pregunta que muchos se harán es ¿por qué globos? La respuesta es sencilla: hay muchos obstáculos que en ocasiones impiden desplegar una red efectiva de Internet en tierra, ya que estos sistemas se ven afectados por asuntos relativos a la topografía del lugar, y viene entonces la cuestión de que sería mucho más fácil hacerlo desde las alturas, pero esto suele ser algo costoso y complejo. Los globos, ayudados por complejos algoritmos que basados en datos recolectados por NOAA , usan los vientos a su favor para llegar a sitios donde se requiere un acceso a Internet, constituyendo así una alternativa económica y factible a la vez.
Inicialmente Google ha liberado 30 globos provistos de Wi-Fi en la isla Sur de Nueva Zelanda y cuenta con 50 voluntarios que darán la retroalimentación necesaria para determinar si realmente el proyecto es factible y hacer cualquier ajuste de lugar.
Los globos, hechos de polietileno, tienen un diámetro de 50 pies y vuelan a una altura de 20 kilómetros, lo que equivale a 65,000 pies, dos veces por encima de la altura alcanzada por aviones comerciales. El internet que proveerán alcanzará velocidades similares a las redes 3G, y para los fines las casas de los voluntarios han sido provistas del equipo necesario en el techo para comunicarse con los mismos de antena a antena.
Google X lleva ya 18 meses trabajando en este proyecto, que usa como base vientos y energía solar.