Con millones de personas jugando en todas partes y un nivel de actividad diaria que ya quisieran registrar Twitter, Facebook, Tinder y demás redes/servicios de moda, Pokémon Go es sin duda el fenómeno del que todos hablan, más allá de terrorismo, golpes de estado fallidos y chismes de farándula.
República Dominicana no está exenta a la fiebre Pokémon GO, con entusiastas enganchados al juego prácticamente desde que salió hace apenas dos semanas, con todo y que oficialmente no está disponible para los países de la región.
En vista de incidentes reportados en Australia, Reino Unido y Estados Unidos, que van desde robo de smartphones hasta rescates en áreas tan poco comunes como cuevas y cementerios, son muchas las advertencias y preocupaciones que ha suscitado un juego que, al menos en teoría, es inofensivo. A nivel local, saliéndose de lo común, un pisquiatra ha llegado a advertir que Pokémon GO es peligroso porque enseña a los niños que “matar es un juego”, conclusión que no parece guardar relación con la naturaleza y esencia de un juego que más bien incita a la exploración de espacios.
Quizás una advertencia de este tipo, alarmista e infundada, es la razón por la que el tema de Pokémon GO ha recibido inusual cobertura en medios dominicanos, llegando a ser protagonista de la primera plana de un diario de circulación nacional donde se cuestiona si el juego es seguro y se alerta sobre la posible adicción que podría crear.
Cierto es que Pokémon GO, al igual que otros juegos, tiene el potencial de distraer a la gente. El hecho de que es un juego de realidad aumentada que requiere necesariamente de andar con el teléfono en las manos es en sí un factor de riesgo para quien anda caminando por las calles en busca de pokémon, expuesto a cualquier incidente.
Revertir la fiebre de Pokémon GO será muy difícil, por no decir imposible, y si bien hay la posibilidad de que el fenómeno sea pasajero, no está de más aprovechar el momento para sacarle beneficio. Después de todo, dicen que si no puedes contra el enemigo mejor te unas a él. Entonces, aquí algunas sugerencias al respecto:
- Pokémon GO fomenta la exploración de la ciudad y el turismo interno. La fiebre podría aprovecharse para dar mejor mantenimiento a estructuras descuidadas y hasta para fines promocionales por parte del Ministerio deTurismo.
- Ya que preocupa tanto la seguridad ciudadana, el momento es propicio para arreglar las maltrechas aceras de la ciudad y retirar los escombros que a menudo obstaculizan el paso por ellas. Asimismo, no estaría de más restaurar el alumbrado público en sitios donde hace años desapareció, sea por efecto de bombillas quemadas o robo de cables.
- Considerando que cazar pokémon es más sano que sentarse en una esquina a beber o fumar sustancias sospechosas, ¿por qué no reforzar la presencia policial en lugares de alta concentración de personas? Podría hacerse un experimento social por esta vía.
- AMET podría aprovechar la oportunidad para redoblar sus esfuerzos de educación vial y aplicación de multas, sean morales o financieras.
- En barrios, ensanches y comunidades el juego podría fomentar la mancomunidad.
Si estas ideas parecen poco serias o ridículas, un recordatorio: tanto en Australia como en España Pokémon GO ha servido de plataforma para las autoridades reforzar su rol y tener mejor entendimiento con sus ciudadanos. Por otro lado, en Estados Unidos un hospital de niños ha demostrado el poder de gamification al usar el juego como aliado en terapias físicas, aparte de mejorar el ambiente a nivel general.