Desde hace varias semanas se habla en redes sociales y entornos online de “la ballena azul“, un supuesto juego que aparte de contar con los elementos necesarios para su viralización global parece llevar a sus practicantes -niños, adolescentes y jóvenes- al suicido como meta final.
A partir de esta descripción, queda claro que la ahora infame “ballena azul” no es ningún juego, sino una evidencia más de lo fácil que las masas se dejan llevar por modas e influencias provenientes de grupos que muchas veces no presentan la cara pero que a la vez se perciben como poderosos y hasta cool.
Es esta presión de grupo, unida a la facilidad de esparcimiento de las redes sociales, lo que ha llevado a la gente a unirse a tendencias tan estúpidas y peligrosas como “planking” o “el reto de la canela” sin pensarlo dos veces, a veces con la idea de hacerse momentáneamente famoso o, en su defecto, conseguir la insulsa aprobación de perfectos extraños a través de “me gusta”, compartidas y demás.
A diferencia de “planking” o “el reto de la canela”, la verdadera existencia de “la ballena azul” como juego no se ha probado, y lo mismo ocurre con los suicidios que se le atribuyen. Mientras tanto, el pánico es real. En España una joven fue ingresada a un pabellón psiquiátrico por presumiblemente estar siguiendo las instrucciones del juego, mientras que en Reino Unido, India, Dubai, Brasil y hasta República Dominicana las autoridades se han dado a la tarea de prevenir posibles suicidios por esta vía al alertar a los padres sobre algo que probablemente ni siquiera sea real.
ALERTA! Peligroso juego #BallenaAzul circula en redes sociales de Latinoamérica. #Ciberseguridad #Prevencion @PoliciaRD pic.twitter.com/eDAWANlxJy
— DICAT (P.N.) (@DICATPN) April 27, 2017
Hay quienes critican la actitud preventiva asumida por estas autoridades, pero lo cierto es que cuando las cosas se viralizan es mejor adelantarse y no esperar a la última hora para lamentarse. Después de todo, el “planking” -que se supone inofensivo en comparación- dejó su saldo de víctimas, todo por estarse llevando la gente de una corriente que en realidad no aportaba nada que estuviese a la vista.
Lo verdaderamente alarmante de “la ballena azul” es que no está probada su existencia, pero eso no quita que algún sádico por ahí con demasiado tiempo libre entre manos decida hacerlo real. La premisa ciertamente resulta atractiva: se pone a un grupo de gente literalmente de mojiganga, a retarse a sí mismos con cosas que van de lo simple a lo complejo y sacrificado. Al final, para probar poder de convocatoria y convencimiento de la mente maestra, se culmina con el sacrificio de la propia vida. Suena feo, pero hay gente que disfruta estas cosas.
Lo que hay detrás de “la ballena azul”, hasta ahora, al menos, no es más que la tendencia de la colectividad hacia comportarse como un rebaño, fenómeno que ha sido exacerbado hasta lo último por efecto de las redes sociales. Es lo mismo que explica a “Charlie Charlie”, el reto del maniquí y la compulsión de estar exhibiendo y compartiendo absolutamente todo por esas vías.
Quizás lo más curioso de “la ballena azul” es que su origen se remonta al 2015 en Rusia, donde de manera sensacionalista se le atribuyen 130 suicidios. Sea falsa alarma o no, una cosa es segura: es necesario cultivar la individualidad de la gente para no caer en trampas baratas. Asimismo, es necesario dejar de perder el tiempo en cosas que no aportan.
Seguir instrucciones acéfalas, cumplir con voluntades de terceros y hacer cosas solo por conseguir 15 minutos de fama online no es solo estúpido, sino potencialmente peligroso. A la hora de recibir presión de grupo por estas cosas, vale la pena pensar y sopesar su validez.
ACTUALIZACION: según reportes de la prensa británica, el juego es real. Su creador, identificado como Philipp Budeikin, está bajo custodia de las autoridades rusas desde noviembre 2016 y es responsable de alrededor de 17 suicidios incitados por la “ballena azul”, cuyo objetivo es limpiar a la sociedad de gente débil (desechos biológicos, les llama él).