Por un tema de integración y diseños funcionales los televisores poco a poco han ido transformándose en lo que respecta a sus funciones y el espacio que ocupan. Atrás han quedado esos diseños que requerían de alguna base o soporte, siendo la moda ahora mismo colocarlos en la pared como si de un cuadro decorativo se tratase.
Es un concepto llamativo y que fue llevado a otra dimensión por Samsung cuando combinó arte y funcionalidad en The Frame, un televisor que, tal como sugiere su nombre, puede hacer las veces de marco para exhibir fotos, pinturas y otras formas visuales de arte.
En CES 2018 se sigue viendo este concepto que pretende hacer una integración fluida del televisor a los espacios y las necesidades del usuario, de ahí que Samsung -siempre a la vanguardia- se animara a presentar un enorme prototipo de 146 pulgadas llamado The Wall que tiene la particularidad de ser modular.
Lo modular implica una oportunidad de ajustar dispositivos a las necesidades del momento, y esto es precisamente lo que encierra el concepto de The Wall: al no contar con engastes de un ningún tipo, fácilmente puede extenderse o achicarse su tamaño según aquello que desee el usuario. La exhibición de 146 pulgadas en CES 2018 quiere mostrar justamente eso: a simple vista no se ve división alguna entre los paneles, y la imagen está perfectamente alineada.
Por supuesto, The Wall ofrece otras novedades, siendo la tecnología MicroLED una de ellas. Esta es similar a OLED en el sentido de que hay una serie de puntos LED que emiten su propia luz, de manera que el televisor no está iluminado desde atrás. Esta es una técnica que permite mejor contraste de colores, así como negros más intensos. La diferencia con OLED es que esta luz no es orgánica, lo que garantiza mayor nivel de brillo en la imagen y evita que algunas luces a nivel individual salgan de servicio en caso de uso excesivo.
De Samsung pasamos a LG, que ha impresionado en CES 2018 con un televisor OLED enrollable, materializándose así la predicción de que para 2018 las pantallas flexibles serían una realidad.
Aunque no se puede coger con las manos y efectivamente enrollarlo como haríamos con un periódico, este televisor de LG, que es de 65 pulgadas, ciertamente ofrece esa característica. Está montado en un huso motorizado dentro de una caja rectangular. Con ayuda de un control el televisor puede enrollarse y desenrollarse al gusto del usuario.
En un sentido es un enfoque funcional y minimalista que elimina la necesidad de tener el televisor constantemente en exhibición y que además permite ajustar la pantalla a ciertos formatos, como el 21:9 en que suelen filmarse las películas. Para poner un ejemplo real, un televisor como este de LG pemitiría eliminar las barras negras que salen en algunas películas para compensar el hecho de que los televisores ofrecen una relación de aspecto de 16:9.
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