Desde que la Regulación General de Protección de Datos (GDPR) entró en vigencia en mayo de 2018, nos hemos visto continuamente inundados por una pregunta en cada website que visitamos: ¿aceptamos las cookies que normalmente se incluyen o, por el contrario, las rechazamos?
La pregunta tiene por finalidad ofrecer al usuario la opción de salvaguardar su privacidad al no dar cabida a elementos que directamente intervienen en el asunto de rastreo activo de datos para fines de publicidad dirigida y otras prácticas no del todo agradables.
Como ocurre con muchas otras preguntas de ese tipo, la mayoría de la gente le da al botón de aceptar sin pensarlo dos veces, en parte porque quiere salir de ese pop-up para poder seguir su camino. Empeora las cosas el hecho de que la pantalla que pide permiso para aceptar las cookies no se limita a una simple pregunta con opción de SÍ/NO, sino que a menudo se hace acompañar de un largo texto donde se explica la utilidad de las cookies y la promesa del website en cuestión de no utilizarlas indebidamente.
A la gente no le gusta leer, y tanta palabrería no sólo confunde, sino que llega a ser fastidiosa, y el común de la gente, ajena al verdadero significado de lo planteado allí, le da al botón que encuentre primero para salir del paso.
Sea coincidencia o no, en la Unión Europea, que fue de donde salió todo este asunto de GDPR, las cookies siguen siendo aceptadas ampliamente, tal como dejó entrever un reporte de finales de 2018 que daba cuenta de que seis meses después de la entrada en vigencia de estas regulaciones, solo el 5 por ciento había rechazado las cookies.
¿Qué habrá pasado? ¿No se entendió la cuestión, o será que a la gente realmente no le importan las cookies y lo que implican para su privacidad? Tras este reporte no tardaron en salir las acusaciones de que los websites manipulan a sus usuarios con la finalidad de que sigan aceptando las cookies, usando técnicas persuasivas y de colocación estratégica de los botones.
Un grupo que aboga por mayores controles de privacidad, None Of Your Business (NOYB), con sede en Austria, se cuenta entre los que creen que los websites tienen la culpa y está actualmente tomando cartas en el asunto.
NOYB estará mandando quejas a 500 websites en 33 países por lo que consideran una campaña de terror en torno al rechazo de las cookies. El argumento es que los websites presentan la cuestión de una manera tal que al usuario no le queda más remedio que aceptar las dichosas cookies, y esto es algo que iría en contra de las normativas de la GDPR.
Y tú, ¿aceptas cookies a sabiendas de que por ahí te pueden rastrear para fines de publicidad dirigida y demás? Aparte de lo que dice NOYB, muchos sitios dejan de funcionar de manera adecuada cuando no aceptamos cookies, y eso puede ser tanto por diseño como por estrategia para seguir recabando información por esa vía.