En septiembre pasado la teoría especial de la relatividad de Einstein quedó en entredicho cuando la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN) dio a conocer los resultados de un experimento en el que unos neutrinos llegaron a su destino 60 nanosegundos antes que lo pautado, siendo el parámetro a seguir la velocidad de la luz en el entendido de que nada viaja más rápido que ella.
La implicaciones del extraordinario hallazgo no solo pusieron en duda la veracidad de las teorías de Einstein, que en en lo referente a la relatividad especial llegó a decir que la velocidad de la luz en el vacío es una constante universal, sino que dieron lugar a toda clase de interrogantes relacionadas a la posibilidad de viajar a través del tiempo. La idea de que nada viaja más rápido que la luz implica que si esto fuera posible entonces se iría hacia atrás en el tiempo, violando así el principio de la causalidad porque las cosas ocurrirían antes de que existan los eventos que las originarían. Una idea fascinante, pero imposible de acuerdo al orden establecido.
Desde que CERN diera a conocer su hallazgo, además del factor sorpresa inicial, muchos científicos han mostrado escepticismo con los resultados, con algunos cuestionando la forma en que se calculó el tiempo de viaje de los neutrinos, que fueron lanzados en un solo haz de protones con duración de 10 microsegundos desde un acelerador de partículas en Ginebra, Suiza (la sede de CERN) hasta un detector en el laboratorio subterráneo de Gran Sasso, en Italia, una distancia de 732 kilómetros. Las mediciones del tiempo se realizaron con satélites del Sistema Global de Posicionamiento (GPS).
A juicio de Ronald van Elburg, un físico de la Universidad de Groningen, Holanda, la diferencia de 60 nanosegundos con relación a la luz se explicaría por el hecho de que los relojes en el espacio (en referencia a los satélites) se mueven en un período de tiempo relativamente diferente a aquel en que se mueven los neutrinos que viajan por debajo de la tierra (tanto CERN como Gran Sasso tienen laboratorios subterráneos, y los aceleradores están todos bajo tierra). Con par de cálculos matemáticos que toman en cuenta esa diferencia se eliminaría la discrepancia que tanto ha dado de que hablar. Otros científicos han notado que la forma de medir la velocidad a que han viajado los neutrinos es propensa a dar errores, pues se trata de una medición por estadísticas en la que la hora de llegada de los neutrinos se sobrepone a la hora de salida de los protones, proceso que se repite una y otra vez hasta obtener un promedio.
Ya sea que en efecto estos neutrinos súper rápidos sean una anomalía, que Van Elburg tenga razón o que haya otras explicaciones, CERN ha tomado la decisión de repetir su experimento, con algunas variantes, siendo la principal que en vez de un solo haz de protones lanzará varios haces con duración de uno o dos nanosegundos (mucho más rápidos que en el experimento original) y con una duración de aproximadamente 500 nanosegundos entre cada haz. El nuevo experimento está pautado a realizarse hasta finales de noviembre.