¿Fracaso a la vista? Todo parece indicar que el carareado metaverso de Mark Zuckerberg va por ese camino a casi un año de su presentación en el evento Facebook Connect.
Llamativa y controversial a partes iguales por lo que implica, pues según la visión de Zuckerberg se pretende que la gente “viva” en el metaverso, la idea como que no ha despegado, ni siquiera entre los propios empleados de la compañía.
¿Cuál ha sido el problema? Son varios, en realidad. De entrada, se trata de una tecnología costosa de desarrollar y que apenas se encuentra en pañales, sobre todo en la parte visual y de interacción entre los “residentes” o “visitantes” del metaverso.
Lo presentado en Connect a finales de octubre de 2021, aun cuando se volvía un tanto siniestro en la medida en que se analizaba fríamente, lucía atractivo, algo así como ser protagonistas en un videojuego o, mejor, en una realidad alterna.
En la práctica, sin embargo, los efectos visuales están crudos y faltos de terminación, según se evidencia en Horizon Worlds, la experiencia social virtual de Meta que lleva ya casi un año disponible para el público.
En ese mundo virtual, por ejemplo, los avatares carecen de piernas, lo que da un efecto visual bastante extraño a esos pobladores.
Se sabe que estas son tecnologías en fase inicial que irán añadiendo mejoras a través del tiempo, pero entonces hay que recordar que en Connect no se presentó así, provocándose un choque de expectativas que explicaría el pobre desempeño de Horizon Worlds hasta ahora.
Para que se tenga una idea de la situación, se presentedía que para finales de este año Horizon Worlds tuviera más de 500 mil usuarios activos por mes. En la actualidad, la cifra no llega a los 200 mil usuarios, con reportes que indican que ni los empleados de la compañía están en eso.
Otra muestra del pobre desempeño es que apenas el 9 por ciento de los mundos en Horizon Worlds ha sido visitado por 50 personas o más.
Por muy caprichoso que suene, el carecer de piernas reduce el potencial atractivo de perder el tiempo en esos mundos virtuales, y eso explica por qué en días pasados Zuckerberg anunció como una gran cosa que esa característica pronto llegará para los avatares.
El único problema de ese anuncio es que se hizo acompañar de una demostración que tan solo simula lo que se pretende hacer con esos avatares. En pocas palabras, se cometió el mismo error de hace un año.
Con o sin piernas, el metaverso no parece ser la idea más sensata o brillante, con todo y que se quiso presentar como “la próxima evolución de la Internet”.
La realidad es que el mundo físico tiene mucho que ofrecer, y eso le gana a cualquier ofrecimiento virtual, sobre todo cuando está obligatoriamente atado al uso de casco de realidad virtual y otros aditamentos.
El entusiasmo de una persona no es suficiente para hacer que ideas tan extravagantes como el metaverso prendan y despeguen masivamente. Quizás esa es la lección que Zuckerberg tiene pendiente aprender, pues ni siquiera cambiando el nombre de Facebook a Meta logró replicar ese entusiasmo entre el público.
