En esta época hiperconectada, donde preferimos un mensaje de texto a una llamada, es más fácil que nunca ponernos en contacto con cualquier persona a cualquier hora, ¿pero a qué costo?
Gracias a servicios de mensajería como WhatsApp y la proliferación de redes sociales, cualquier hora es válida para iniciar contacto, cosa que no ocurría cuando el medio de comunicación principal era un teléfono de línea fija.
Si bien a la mayoría de nosotros no nos importa recibir un saludo de nuestras amistades pasadas las 8 de la noche, no ocurre lo mismo si quien escribe o llama a nuestro móvil es nuestro jefe.
Y ahí se abre todo un debate en lo que respecta a la pertinencia de invadir lo que se asume son horas de descanso personal con llamadas, mensajes o correos electrónicos de carácter laboral.
De repente, gracias a al bombardeo de aplicaciones de mensajería y afines, la delgada línea entre la vida laboral y la vida personal o privada se ha ido borrando hasta desaparecer, y eso ha llevado a legisladores en varios países a proponer leyes para poner freno a la situación.
Chile, Italia, Grecia y Argentina se cuentan entre los países con leyes que reconocen el derecho a desconectarse, y a estos se suma Australia, actualmente en proceso de aprobación para su eventual promulgación.
Por supuesto, este asunto del derecho a desconectarse no necesariamente es del agrado de los empleadores, y eso explica la inclusión de situaciones donde podría justificarse un mensaje o llamada fuera de horas laborales.
Ustedes, ¿qué opinan? Si perteneces al grupo de los empleados, lo más probable es que estés más que de acuerdo con este tipo de legislaciones.