Años atrás, empezando con la revolución de la Internet en los 90s y con más fuerza tras la recuperación del estallido de la burbuja punto com, la tecnología se ha impuesto como el gran impulsor mundial, ¿pero a qué precio?
En la actualidad dependemos más de compañías tecnológicas que de otra índole, siendo 5 gigantes los que marcan la pauta en casi todo: Google, Amazon, Meta, Apple y Microsoft.
Casi todo lo que hacemos implica a una de estas compañías, desde comunicarnos e interactuar socialmente en redes hasta realizar compras cotidianas, y ni hablar de lo que hacemos al navegar por internet: búsquedas, GPS y un largo etcétera.
Al tiempo que la tecnología se impone, ahora con juguetes tan emocionantes y transformadores como lo es la inteligencia artificial, gente del ámbito han ido ganando relevancia y notoriedad, opacando así a figuras más tradicionales.
De esta manera, nombres como Elon Musk, Mark Zuckerberg y Sam Altman se hacen tan conocidos mundialmente como los del presidente de turno de los Estados Unidos y las más prominentes celebridades del momento.
Que gocen de ese nivel de relevancia y presencia no significa que sean una buena influencia, y es aquí donde cabe preguntarse si tanta tecnología es buena o beneficiosa para la humanidad.
Años atrás se veía a la tecnología como un área de desarrollo noble, representando la esperanza de un futuro mejor y más igualitario en lo que respecta a acceso a la información, la educación y otros recursos.
Grandes visionarios como Steve Jobs, fundador de Apple junto a Steve Wozniak, allanaron el camino a un mundo más práctico y funcional, todo impulsado por tecnología.
La triste realidad -una que a muchos es que ahora le está dando en la cara- es que el ámbito tecnológico es tan capitalista y orientado a generar ingresos como cualquier otro.
Esta realidad se manifiesta en la cantidad de poder y fortuna que han amasado personas como Mark Zuckerberg, fundador de Facebook, siendo este uno de los nombres más importantes en la actualidad.
Responsable no solo de Facebook, sino también de Instagram, WhatsApp y el controversial concepto de metaverso, Zuckerberg es uno de los líderes tecnológicos más irresponsables en existencia, dueño de plataformas que han probado ser peligrosas y poco éticas en su manejo.
Una persona con el nivel de poder que detenta Zuckerberg debería, al menos, ser ejemplar en su comportamiento, pero no es así. No solo ha demostrado ser irresponsable en repetidas ocasiones, sino que, según reportes, abusa con alguna frecuencia de sustancias recreativas. Peor aún, suele participar en deportes extremos que podrían poner en riesgo no solo a su persona, sino a la propia compañía que representa.
Otro que abusa de sustancias -según reportes- y del poder que ha amasado es Elon Musk, posiblemente la figura más controversial y polarizante en tener incidencia sobre la humanidad en la actualidad.
Zuckerberg y Musk no son los únicos en exhibir un comportamiento cuestionable en este ámbito, sino que hay un largo historial de abusos, acosos y medalaganarismo que se extiende por todo Silicon Valley y mas allá
¿Cómo es posible que el mundo esté en manos de gente de este calibre? No sorprende, entonces, que las cosas parecen ir en caída libre desde hace mucho.