Aunque todavía estamos explorando el potencial de Wi-Fi 6 y comenzando a hablar de Wi-Fi 7, la industria tecnológica ya tiene la mirada puesta en el futuro: Wi-Fi 8. Esta nueva generación, que podría llegar al mercado en 2028, trae consigo una promesa clara: conexiones más confiables, inteligentes y adaptadas a un mundo cada vez más interconectado.
Más allá de una simple mejora en velocidad —que ya no es la principal preocupación en muchas redes—, Wi-Fi 8 apunta a resolver uno de los grandes retos actuales: la estabilidad de la señal. Todos hemos experimentado videollamadas que se congelan, juegos en línea con retraso o transmisiones en vivo que fallan justo en el momento clave. La nueva generación se enfoca en ofrecer ultra alta confiabilidad (UHR), asegurando que esas interrupciones sean cosa del pasado.
En el contexto latinoamericano, donde muchas redes aún están evolucionando y los recursos deben aprovecharse al máximo, contar con conectividad estable será fundamental para el crecimiento digital. Y es que Wi-Fi no solo conecta dispositivos: conecta aulas, negocios, hospitales, gobiernos. Según datos de Cisco, en 2022 más de la mitad del tráfico móvil global se descargó a través de redes Wi-Fi. Esto no es casualidad. La tecnología ha demostrado ser esencial para el funcionamiento cotidiano de millones de personas.
Wi-Fi 8 mantendrá el uso de las bandas tradicionales (2.4, 5 y 6 GHz), pero con un enfoque más eficiente del espectro. También incorporará herramientas para gestionar mejor las redes densas y cargadas, algo común en ciudades y centros educativos. Se esperan mejoras como alcance más largo, menor consumo de energía, acceso más inteligente a los canales, mejor coordinación entre puntos de acceso y, por supuesto, mayor seguridad. Además, habrá espacio para que la inteligencia artificial optimice en tiempo real cómo y cuándo los dispositivos se conectan.
Esto no solo beneficia a los usuarios finales. Las organizaciones también pueden prepararse mejor para el futuro. Pensar hoy en tecnologías que estarán listas en tres o cuatro años puede marcar la diferencia entre mantenerse actualizados o enfrentar una rápida obsolescencia. Para una región como Latinoamérica, donde cada inversión tecnológica cuenta, anticiparse puede traducirse en ventaja competitiva.
Wi-Fi 8 aún está en desarrollo, pero ya está trazando el camino de lo que vendrá. Conectividad más confiable, adaptable y preparada para las nuevas exigencias digitales: ese es el horizonte. Y cuanto antes lo tengamos en el radar, mejor preparados estaremos para recibirlo.







