¿Va la humanidad camino a desaparecer? Partiendo del impacto real que está teniendo la omnipresente inteligencia artificial a cada nivel imaginable, desde el laboral hasta el social, podríamos afirmar que la humanidad, al menos como la conocemos hasta ahora, va camino a la extinción o, para ponerlo en términos menos tétricos, está evolucionando hacia un estadio menos complejo y más conformista.
Solía ser que el ser humano se valía de su ingenio y fortaleza para sobrevivir en las más adversas condiciones, y a modo de evidencia están los vestigios de la Edad de Piedra, donde el uso controlado del fuego y las herramientas rudimentarias permitieron un avance que perdura hasta nuestros días con pasos cada vez más intencionales y sofisticados.
La evolución de la humanidad no ha sido nada uniforme, y nos econtramos ahora en un estadio de innovaciones y avances tan acelerados que a veces no sabemos siquiera hacia donde dirigir la mirada. Dentro de toda esta maraña, hay tendencias claras, y una de esas es lo artificial, compuesta por recursos digitales, virtuales y conectados que lo preceden y lo complementan.
Hoy no es solo que estamos siendo dominados poco a poco por una inteligencia artificial que se hace cada vez más potente y ágil, amenazando incluso con superarnos, sino que estamos rodeados por lo artificial por donde quiera que se mire: carne artificial, cuerpos artificiales, experiencias artificiales, medicina artificial, educación artificial, influencers artificiales y un largo etcétera.
Justo cuando pensamos que ya no hay cabida para más cosas artificiales, llega desde China la noticia de que para 2026 una compañía de ese país, Kaiwa Technologies, planea ofrecer robots de embarazo que se encargarán de todo el proceso de concepción, gestación y parto.
El objetivo de Kaiwa Technologies con tan peculiar idea es ofrecer opciones más allá de la suborogación o alquiler de vientres a aquellas personas que desean tener un bebé sin pasar las molestias o complicaciones asociadas al método tradicional de gestación y parto.
En pocas palabras, cuando este ofrecimiento sea una realidad, veremos a la feliz madre llevando su vida habitual, libre de las preocupaciones o limitantes características de un embarazo, mientras el robot se encarga de llevar la gestación a término con ayuda de líquido amniótico artificial y tubos que sirven para pasar alimento a la criatura, la cual no es un robot.
Kaiwa Technologies hace la salvedad de que este robot no es una simple incubadora, sino que se trata de un humanoide de tamaño humano equipado con una matriz artificial que tiene todo lo necesario para garantizar una gestación y parto exitosos. Siendo el caso que el proceso incluye concepción, es probable que el acto íntimo que lleva a un embarazo sea también sustituido por la versión artificial, ya sea replicando métodos in vitro o llevando las cosas a un nivel más extremo.
Cierto es que los embarazos subrogados son una realidad, a menudo dejando profundas secuelas psicológicas a mujeres que se prestan a ello por un tema de apego físico y emocional, pero lo que propone Kaiwa es ya otra dimensión que nos debería poner a pensar en un futuro donde no solo dejamos la intimidad y la gestación a máquinas, sino también la crianza y desarrollo de nuestros hijos.
Podría decirse que desde años, específicamente desde que llegaron los smartphones y las redes sociales a nuestras manos, nos estamos preparando -inconscientemente- para ese futuro. Después de todo, ¿cuántos padres no deja a sus hijos entretenidos con una tableta en lo que resuelven su vida? Esto, tristemente, es norma, y con la ayuda de compañías como Kaiwa Technologies evolucionará a algo aún más extremo y de consecuencias insondables.
Por el camino que vamos, el futuro presentado por películas como Demolition Man y The Matrix no solo palidecerá en comparación a lo que se está gestando, sino que representará en restrospectiva una alerta de amenaza que confundimos con entretenimiento light.







