En estos tiempos de globalización, redes sociales, equipos inteligentes e internet ominipresente (aún cuando sólo un tercio de la población mundial está online), la privacidad es poco menos que una quimera. Al día de hoy, sin importar donde estemos, casi todo lo que hacemos queda registrado, ya sea por culpa del GPS, de cámaras que todo lo graban o porque servicios de inteligencia andan recolectando metadata de manera sigilosa, con el aval de grandes compañías como Google, Facebook, Verizon, Microsoft y Apple.
Este escenario, si bien no se ha desarrollado del todo en República Dominicana, es una realidad en Estados Unidos y, según los últimos reportes, en Reino Unido y Francia por igual. En esos países los mecanismos de inteligencia mantienen una vigilancia permanente sobre sus ciudadanos, en ocasiones extendiéndose más allás de sus fronteras, lo que le da un carácter globalizado.
Aún cuando se sabe que esos gobiernos dan para eso y más de ahí, pues viven en guerra con otros países y siempre están bajo amenaza terrorista por sus acciones, hay gente que piensa que esto es una exageración. Lamentablemente es bastante real, y una muestra de que la privacidad se fue realmente a pique para no volver jamás es el relato que comparte Michele Catalano en Medium, donde cuenta cómo su hogar en Nueva York fue visitado por agentes antiterroristas que se vieron motivado a ello debido al historial de búsquedas registrado en Google.
¿Qué cosas buscaron Catalano y su familia en Google que llamaron tanto la atención de autoridades antiterrorismo? Tal como lo relata en Medium, se trató de una serie de coincidencias que terminaron formando una tormenta perfecta: por un lado, ella quería una olla de presión para cocinar. Por el otro, el esposo estaba interesado en una mochila, y el hijo de ellos -un veinteañero- estaba dando seguimiento al caso del maratón de Boston, donde, casualmente, se usaron ollas de presión para hacer las bombas. ¿Resultado? Una visita nada agradable.
Si bien no pasó de un susto y la señora Catalano no estaba en su hogar en ese momento (fue su esposo que los recibió), el episodio deja a cualquiera pensando. Varias conclusiones pueden sacarse de aquí:
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Se reafirma la idea de que la privacidad sólo existe como una palabra en el diccionario. Ni siquiera dentro del hogar nuestas acciones son realmente privadas
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No es cuento que hay una vigilancia permanente, tal como denunciara Edward Snowden, siendo esta la razón de su cacería por parte de Estados Unidos
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Estamos ante un círculo vicioso: terrorismo engendra miedo, y ese miedo justifica las acciones de vigilancia, las cuales no son del agrado del ciudadano común
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Bajo estas circunstancias cualquier cosa califica de sospechosa, por tanto todos en algún momento estamos en la mira de esas autoridades (recuerden, estos programas no se limitan a Estados Unidos)
Michele Catalano confiesa sentir miedo y ansiedad después de esta experiencia, y no es para menos.