Cualquiera que se haya leído el libro “Angeles y Demonios”, de Dan Brown, el mismo que escribió “El Código da Vinci”, sabe que desde hace varios años la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN) anda a la caza de una partícula subatómica llamada oficialmente bosón de Higgs y que explicaría cómo las partículas que conforman el universo obtienen su masa. El Bosón de Higgs es también conocido como la “partícula de Dios”, y si bien su búsqueda ha dado lugar al eterno debate del creacionismo vs. la teoría del Big Bang, esa denominación no guarda relación alguna con la religión.
En efecto, el nombre “partícula de Dios” obedece al hecho de que hasta ahora nadie la ha visto ni la ha detectado, a pesar de que su existencia se predijo en la década de 1960 cuando varios científicos encabezados por Peter Higgs desarrollaron el mecanismo de Higgs, que a su vez forma parte del Modelo Estándar de la física de partículas, una rama de la física que pretende explicar y comprender la dinámica de las partículas subatómicas que conforman el universo. Para simplificar las cosas, debe recordarse que todo lo que forma parte del universo, desde los planetas hasta las personas, está conformado por átomos. Esos átomos están conformados por electrones, neutrones y protones, elementos que a su vez están conformados por partículas subatómicas fundamentales que conforman la base de la materia misma.
¿Cómo es que esas partículas logran unirse para conformar elementos, seres vivos y demás? ¿Qué les impide quedar disperas por ahí? La respuesta es simple: masa. Lo que no es tan simple de entender es cómo esas partículas obtuvieron su masa, y de ahí sale la importancia del famoso bosón de Higgs, un tema que en estos días ha estado muy presente porque finalmente CERN está cerca de obtener alguna evidencia de su existencia.
Todo esto es el resultado de un experimento que se ha estado llevando a cabo desde 2008 bajo tierra en las facilidades de CERN en la frontera entre Suiza y Francia, donde hay un acelerador y colisionador de partículas llamado Gran Colisionador de Hadrones (Large Hadron Collider-LHC) que tiene por objetivo recrear las condiciones del Big Bang y momentos posteriores para tratar de comprender dos cosas.
En primer lugar, ¿cómo obtuvieron masa esas partículas? (el famoso bosón de Higgs es la clave). En segundo lugar, ¿qué pasó con la antimateria luego de que fuera creado el universo? Se tiene la creencia de que al momento del Big Bang materia y antimateria coexistían en cantidades iguales, pero esta última se devaneció al instante, dejando campo libre a la materia y permitiendo la existencia del universo como lo conocemos hoy (un encuentro entre materia y antemateria sería explosivo porque tienen cargas opuestas).
Estas respuestas son las que pretende obtener CERN con su experimento del LHC, hallazgos que tendrían un profundo impacto sobre el entendimiento del cosmos y la física de partículas, pero, para algunos, la cuestión va más lejos. Cuando se habla del origen de universo nunca faltan las posturas religiosas, y es por eso que para algunos demostrar la existencia del bosón de Higgs pondría fin a un debate que lleva ya muchas décadas. De momento, resultados definitivos sobre la existencia del bosón de Higgs estarían disponibles para finales del 2012, así que habrá que esperar.