Es la queja de miles de mujeres en el mundo entero: los catálogos de ropa, ya sean físicos u online, muestran fotos de modelos tan retocadas que dejan de ser realistas. Se trata de mujeres delgadas y bien contorneadas a la vez, con extremidades largas, piel perfecta, cabello abundante y a las que todo les sienta de maravillas. Si bien es cierto que en el mundo del modelaje hay una marcada predilección por modelos altas y delgadas, no es menos cierto que a esas sesiones de fotos, donde las protagonistas son maquilladas y preparadas por horas, les sigue una sesión igualmente larga de retoques digitales donde se manipula todo de acuerdo a los requerimientos del cliente.
Si bien este asunto de retoque y manipulación de fotos no aplica únicamente a la industria del modelaje, sin ninguna duda es ahí donde más impacto ha tenido porque tantas imágenes de mujeres aparentemente perfectas en revistas, catálogos y websites tan solo ayudan a crear la falsa idea de que ese es el estándar a seguir y la realidad es que una minoría de la población cae dentro de esos parámetros. Aunque a un menor nivel, la industria del turismo es otra donde abundan las fotos manipuladas, casi siempre con la intención de realzar la belleza del lugar que se promociona. En algunos casos se trata de retoques que van más allá de la buena iluminación y que implican la eliminación de elementos que pudieran resultar poco atractivos. En pocas palabras, se trata de publicidad engañosa.
Los engaños a nivel de imágenes están en todas partes, inclusive en prestigiosas agencias noticiosas. Uno de los casos más famosos tiene que ver con Reuters y un fotógrafo independiente que manipuló fotos del conflicto entre Israel y el Líbano en 2006 con la intención de hacerlas más sensacionalistas. Como se trataba de fotos evidentemente manipuladas, el escándalo no se hizo esperar. Al tiempo que Reuters presentó disculpas formales y retiró las fotos, se deshizo por igual de ese fotógrafo y toda su producción.
¿Qué tan lejos ha llegado todo este asunto de manipulación de fotos? En el caso de la industria del modelaje, ha llegado quizás demasiado lejos. H&M, una tienda sueca de ropa con presencia internacional, ha estado bajo fuego en estos días luego de que ejecutivos de la misma admitieran que en sus catálogos online los cuerpos de las supuestas modelos son virtuales, generados por computadora. Sólo las cabezas son reales, y es por eso que en cada instancia, ya sea modelando trajes de baño, pantalones o vestidos, todas tiene la misma pose.
Quiere decir entonces que H&M contrata modelos, les toma una foto de la cara, y luego la pegan en esos cuerpos generados por computadora, haciendo retoques adicionales para igualar el color de la piel según la cara que le hayan pegado. El resultado es algo muy uniforme, monótono y, sobre todo, falso. Lo peor de todo esto es que ejecutivos de H&M justifican esa técnica al decir que les permite mostrar las ropas que venden en su mejor faceta. Es por eso entonces que cuando una mujer compra una ropa por internet queda decepcionada la mayoría de las veces porque no se parece a lo que vio en la foto cuando tomó la decisión de comprar. ¿Y cómo no, si todo el tiempo ha estado viendo una foto retocada donde se han eliminado todas las posibles imperfecciones, desde malos entalles hasta arrugas que tienden a formarse en la ropa? En el caso de H&M se trata de una manipulación aún más extrema.
La moraleja con todo esto: no se puede creer en esas fotos de catálogos de ropa, y, como va la cosa, no se podrá creer en nada.