Junto con tecnología que puedes vestir, la noción del “internet de las cosas” es uno de los temas tendencia que más promete a corto plazo, siendo la idea aquí aprovechar todas las conexiones inalámbricas, sensores y demás para que haya una interacción directa y fluida entre dispositivos con el fin último de facilitar la vida al usuario.
Se trata de una visión que hace sentido y que va más allá de una simple vinculación entre smartphones, tabletas y laptops, algo que de por sí se viene dando desde hace algún tiempo. Dentro del “internet de las cosas”, cada electrodoméstico, cada mueble y cada elemento de la casa puede participar en esta interconexión, siempre y cuando les puedan ser integrados sensores y formas de comunicación inalámbrica y por proximidad.
La idea, que guarda relación con la visión de Microsoft cuando diez años atrás mostró su tecnología SPOT para cosas inteligentes, desde maceteros hasta neveras, ya está tomando forma. Compañías como Nest, que fue adquirida por Google en febrero pasado, son las que marcan la tendencia dentro del “internet de las cosas” con sus termómetros y detectores de humo conectados, ya disponibles al público.
Como las cosas suelen evolucionar tan rápido que a veces ni siquiera nos damos cuenta, vale preguntarse ahora cómo el “internet de las cosas” afectaría la interacción humana con electrodomésticos y demás enseres. Uno de los objetivos es facilitar la vida, pero, ¿y si va más allá? ¿Podría ser que en la medida en que estos aparatos inteligentes se comunican entre sí y facilitan las cosas también desarrollen sentimientos? Es una idea algo provocadora quizás, pero no deja de ser válida, y la misma es explorada por el diseñador italiano Simone Rebaudengo con su experimento Addicted Products.
Productos adictos al uso
Addicted Products, tal como sugiere el nombre, es un experimento donde se parte de la premisa de que los electrodomésticos conectados al “internet de las cosas” están al tanto de cuánto uso se les da y tienen una necesidad de sentirse útiles. Rebaudengo ha diseñado junto a Haque Design+Research unas tostadoras que llevan un registro de esto y que además tienen la habilidad de comunicarse entre sí, expresar su inconformidad con ruidos, quejarse online acerca de su falta de uso y hasta buscar un nuevo hogar donde sientan que les pueden dar más cariño.
Addicted products: The story of Brad the Toaster from Simone Rebaudengo on Vimeo.
La idea central del este experimento es cambiar la mentalidad de tenencia de electrodomésticos a una en donde las cosas se comparten libremente, atendiendo a las necesidades imperantes. Esto es algo que puede lograrse fácilmente aprovechando la capacidad de comunicación entre equipos y la permanente conexión a la web, que es donde al final converge todo.
Para los fines del experimento, Rebaudengo diseñó cinco tostadoras que se comunican entre sí y que rastrean mutuamente la cantidad de uso que reciben. Para fines de control, se buscó un huésped para una de las tostadoras, llamada Brad, que es la protagonista del video que acompaña esta entrada.
