El pasado viernes 2 de febrero, tras agotarse el inventario durante el período de preorden, salieron al mercado las gafas de realidad mixta de Apple.
Costando nada menos que 3,500 dólares -sin sumar impuestos o accesorios-, la pregunta que todos se hacen es si vale la pena esta inversión, sobre todo porque esta es una categoría de producto que, pese a los esfuerzos, no termina de arrancar del todo.
¿Será Apple la compañía que cambie el rumbo en base a su filosofía de perfeccionar las cosas antes de aventurarse a sacar su propia versión? Ya veremos.
Las reseñas preliminares coinciden en señalar que Apple Vision Pro es un producto superior a propuestas como las gafas Quest de Meta, tanto a nivel de diseño como de funcionalidad.
Por supuesto, es importante recordar que hay una diferencia abismal entre los precios de las gafas de Apple y Quest 3, la última en salir de Meta: 3,500 dólares por un lado y apenas 500 dólares por el otro.
Entonces, ¿se justifica el precio? Según Tim Cook, actual CEO de Apple, el tema está en que se trata de un producto muy innovador que integra mucha tecnología. De entrada, 5,000 patentes conforman la base de estas gafas a ese nivel.
Y luego de esas patentes vienen la diversión: el desarrollo de aplicaciones que saquen provecho a la visión de Apple y que justifiquen el desarrollo y venta de un dispositivo que, por lo menos ahora, nadie en realidad necesita.
En este punto entra una de las reglas del mercado y la publicidad: crear la necesidad para que el público responda a ella. Es un clásico que ha funcionado a numerosas compañías por décadas, incluyendo a Apple.
Alrededor de 600 aplicaciones se han desarrollado para las Apple Vision Pro, y vienen más por ahí. Con las ya existentes, la idea es probar y demostrar que este producto vale la pena en distintos escenarios y ambientes, desde entretenimiento en casa hasta la oficina.
Y todo esto viene justificado porque la industria hace mucho definió y decidió que la próxima evolución una vez el smartphone salga de circulación será manos libres. La mejor forma de ejecutar esta visión es a través de cascos o gafas que pongan todo al alcance de nuestro campo visual.
Productos como Apple Vision Pro vienen a ofrecer una idea más acabada de ese futuro a nivel de funcionalidad, no tanto así a nivel de diseño, porque uno de los grandes obstáculos sigue siendo la resistencia a usar gafas o cascos por tiempo prolongado.
Esta es una realidad latente desde que se está tratando de poner de moda el concepto de realidad virtual y/o mixta: los usuarios suelen quejarse de que después de una sesión les duele la cabeza, terminan con la vista borrosa y, en general, la experiencia es incómoda.
Cierto es que ha habido mejoras a ese nivel, pero incluso con un producto como Apple Vision Pro se observan los comentarios de que las gafas son pesadas y no del todo cómodas, aparte de que lucen como una barrera hacia el mundo exterior, aun cuando incluyen cierto nivel de transparencia.
Siendo el caso que las Vision Pro son en la actualidad el producto más emocionante de Apple, el prospecto es que se siga trabajando en refinar esta propuesta hasta llegar a un punto donde diseño, precio y funcionalidad encuentren un equilibrio.