¿El fin de las startups? Ante el colapso de Silicon Valley Bank -SVB- el pasado viernes, esta es una de las muchas suposiciones en torno al caso, y la razón es sencilla: este era el banco favorito de los fondos de inversión y firmas de capital de riesgo que impulsan startups tecnológicas.
Por supuesto, es una exageración decir que las startups llegaron a su fin, pero no hay dudas de que los efectos se sentirán en el corto y mediano plazo, afectando al sector tecnológico de manera generalizada.
Aunque no se trata de un banco tan conocido, el hecho de que el colapso de SVB se considera el segundo peor en la historia financiera de Estados Unidos, solo superado por Washington Mutual en 2008, dice mucho.
Siendo el caso que desde finales de 2022 se viene hablando de una posible reedición de la crisis financiera de 2008, lo de SVB mete miedo, y, en efecto, ha habido una suerte de mini efecto dominó que ha dado al traste con otro banco, Signature Bank en Nueva York.
Asimismo, el colapso de SVB se ha visto reflejado en el valor de las acciones de otros bancos, con efectos en las bolsas de Europa por igual.
¿Qué propició el repentino colapso de SVB, que había reportado 212 mil millones de dólares en activos en el cuatro trimestre de 2022? Sencillo: el pánico se apoderó sus clientes por declaraciones ofrecidas en un momento inoportuno.
Resulta que el pasado miércoles uno de los ejecutivos de SVB informó que el banco había vendido un conjunto de valores en una operación que dejó pérdidas por el orden de 1.8 mil millones de dólares. Para tapar el hoyo, había planes de vender el equivalente de 2.2 mil millones de dólares en acciones.
No parecía un mal plan, considerando que los valores eran parte de su portafolio de bonos del Tesoro estadounidense, los cuales han ido perdiendo valor a medida que la Reserva Federal ha ido subiendo las tasas de interés.
Pero, entonces, este anuncio ocurrió el 9 de marzo, un día después de que Silvergate Capital, un importante prestamista cripto, anunciara su cierre y liquidación.
Aunque SVB no tenía vínculos directos con el mercado cripto ni eran estos sus principales clientes, la gente, que aún no sale del asombro tras el colapso de FTX y toda la criptodebacle, entró en pánico y empezó a sacar frenéticamente sus depósitos.
¿El resultado? Una situación insostenible para SVB, el que viernes fue intervenido por la Federal Deposit Insurance Corporation (FDIC), agencia independiente del gobierno estadounidense que protege a los depositantes contra la pérdida de sus depósitos si un banco asegurado quiebra.
Desde el viernes, FDIC asumió el control de SVB y ha garantizado la totalidad de los depósitos a los clientes del colapsado banco, esto sin importar que los montos sobrepasen los 250,000 dólares, el máximo monto asegurado.
El objetivo es, por supuesto, evitar un contagio masivo, pues los indicios de que esa situación podría darse están más que presentes.
Mientras ocurre todo esto con un banco que era mayormente tradicional, los impulsores de criptomonedas y demás han estado señalando los fallos de la banca tradicional y los beneficios de irse por la alternativa, pero las cosas no son tan sencillas.
Respaldos como el de la FDIC no aplican a un entorno tan desregulado como el de los criptoactivos, los cuales tienden a ser sumamente volátiles y especulativos.
Al final del día, la culpa del colapso tiene que ver con falta de visión, reacción tardía, mala comunicación y mal manejo interno.
Tras el colapso de SVB se ha sabido que, por meses, el banco no contó con un asesor de riesgo y que se daba demasiada importancia a causas “woke”, entre ellas la diversidad, la inclusividad y lo ecológico, sin necesariamente evaluarse adecuadamente la factibilidad de estas.
Asimismo, a SVB le pasó lo que ha pasado con otras empresas del ramo tecnológico: se llevaron de la bonanza de la pandemia y no miraron más allá para saber que era algo temporal y actuar en consecuencia.
El colapso se resume en haber dependido de inversiones masivas en bonos del tesoro cuando las tasas de la Reserva Federal estaban bajas y no empezar a vender esos valores cuando inició el festival de alzas y, por ende, empezó a bajar el valor de esos activos.
¿Qué pasará ahora? El miedo está presente, y eso puede llevar a una situación complicada.