El 5 de agosto de 2013 tuvo lugar en Londres un hito: por primera vez se cocinó una carne artificial, hecha in vitro, la cual fue servida como hamburguesa a dos personas que al final dieron su veredicto al respecto.
La era de la comida sintética
Tal parece que se acerca la era de los alimentos artificiales, ya sea por la vía de la impresión tridimensional a partir de insectos pulverizados o mediante el cultivo in vitro de un alimento tan común como lo es la carne.
Ambos escenarios, sin bien no parecen guardar relación, comparten una motivación común: la crisis alimentaria que se prevé tomará lugar dentro de aproximadamente 50-80 años por una combinación de población mundial excesiva (se calcula que rondará los 9 mil millones para 2043), contaminación y escasez de recursos naturales.
Ya en este blog hemos visto el tema de la comida sintética hecha en impresoras 3D, una idea respaldada por NASA y la Organización Holandesa para la Investigación Científica. Veamos ahora el caso de la carne artificial, la cual es llamada también carne in vitro o carne cultivada.
La idea con la carne artificial sigue el objetivo de asegurar alimentos a una población en constante crecimiento sin afectar sobremanera el medioambiente, que de por sí se encuentra en una situación delicada. Siendo el caso que la ganadería es una de las actividades que más afecta el medioambiente por las excesivas emisiones de dióxido de carbono, la postura hace sentido.
Carne artificial, o in vitro
Mark Post, de la Universidad de Maastricht, es el principal propulsor de la carne artificial. La idea consiste en tomar una muestra del tejido muscular de una vaca, cuyas fibras son separadas en células.
Se calcula que a partir de una sola célula de tejido muscular de vaca pueden cultivarse más de un trillón de células, las cuales tienden a fusionarse creando estructuras llamadas miotubos
Estos miotubos son colocados en un patrón circular alrededor de un disco de gel que consiste en azúcares, grasas, aminoácidos y minerales. Los miotubos tienen una tendencia natural a contraerse, y a medida que lo hacen, van generando masa. El resultado final es una carne artificial cuyo origen es animal pero que no requirió de sacrificios ni emisiones de gases para su producción.
¿Pasó la prueba en Londres?
200 periodistas estuvieron presentes en el evento realizado en Londres donde la carne artificial fue cocinada y servida a un panel conformado por Mark Post, el periodista Josh Schonwald, autor del libro “The Taste of Tomorrow”, y Hanni Rützler, quien se dedica a la investigación alimenticia. La carne, servida como hamburgesa, fue cocinada por el chef Richard McGeown, del restaurante Couch’s Great House.
Nada menos que 330,000 dólares costó producir esa hamburguesa de carne artificial, un precio que definitivamente no justificaría cambiar los métodos tradicionales por lo que propone Mark Post pero que se supondría bajaría en la medida que se masifique la producción.
Entonces, ¿cuál fue el veredicto final? Al parecer la carne artificial, si bien tiene la textura adecuada, no satisface del todo en cuanto a sabor, algo que realmente no sorprende por el hecho de que las cosas sintéticas son justamente una imitación de lo real. A juicio de Hanni Rützler, la carne debería ser más jugosa, explicándose su sequedad por la falta de grasas.
Conclusión: aún falta tiempo para que estas comidas artificiales sustituyan a lo que tenemos hoy.