Con tantos teléfonos inteligentes disponibles en el mercado, y tanta gente con acceso a ellos, el tema de la brecha digital se fue diluyendo poco a poco con el paso de los años, pero, ahora que las clases volvieron a empezar en una buena parte del mundo, esta realidad ha vuelto a resurgir con fuerza.
Como es bien sabido, la pandemia por COVID-19 está forzando a una modalidad de clases virtuales donde laptops, tabletas, computadoras y un acceso a Internet son elementos claves.
Cualquiera en esta época tiene acceso a un teléfono, mas no ocurre lo mismo con laptops y tabletas, equipos más completos y por lo general más costosos al no gozar de los planes de financiamiento o subsidio que suelen venir con los planes de teléfono de las proveedoras de servicio.
Empeora las cosas que el mercado, presionado a nivel mundial por una demanda inusitada de esos equipos, simplemente no da abasto, con la consecuencia de que laptops y tabletas económicas están escasas y, por ende, cotizadas a sobreprecio.
El éxito de las clases virtuales no depende únicamente de contar con los equipos adecuados: la otra parte de la ecuación es acceso a una conexión adecuada de internet, algo que en zonas rurales suele ser inexistente, mientras que en zonas económicamente deprimidas es un lujo que muchas familias no pueden darse.
Más allá de la incertidumbre, el pánico y las muertes hasta ahora causadas, COVID-19 ha servido para resaltar cuan desigual es el mundo en que vivimos, y el tema de la educación remota es un punto especialmente álgido de esta situación.
Las zonas más pobres, independientemente del país o la región donde se encuentren, son las que más sufren con esta situación, con el agravante de que son a la vez las que más necesitan de la educación.
La situación descrita en esta entrada se da en todas partes del mundo, no solo en República Dominicana, Colombia o cualquier país de Latinoamérica, región que siempre se asume en desventaja en estas cuestiones con respecto a Estados Unidos, nuestro principal referente.
Para que se tenga una idea de la situación, en Estados Unidos se prevé in deficit de 5 millones de equipos para educación remota por las razones ya mencionadas. Como de costumbre, los distritos escolares con mejores condiciones económicas resuelven oportunamente. No ocurre lo mismo con los más deprimidos en términos económicos. Los grandes perdedores en esta crisis de brecha digital reactivada son los niños y adolescentes, el futuro de la humanidad.
Aún con la escasez de equipos y pobre acceso a un Internet que está cada vez más saturado, hay un empeño global por echar a andar el año escolar, aun cuando este 2020 ya casi acaba.
Hay quienes ponen en duda el éxito de este modelo virtual de educación, pero, si lo analizamos bien, es mejor que nada. Ustedes, ¿cómo ven la situación? Déjennos saber su parecer en la sección de comentarios.