Un año atrás, en medio de una gran crisis de reputación, Mark Zuckerberg anunciaba el inicio de una nueva etapa para Facebook.
De entrada, Facebook -la empresa- ya no seguiría llamándose de esta manera, resevándose este nombre de manera exclusiva para la plataforma social que dio vida a todo el conglomerado Zuckerberg.
En esta nueva etapa, según comentaba Zuckerberg de manera muy entusiasta, la compañía, ahora renombrada Meta, estaría enfocando la mayor parte de sus recursos y energías al desarrollo del metaverso, una propuesta tan singular como controversial.
Reflejando esta nueva visión, la mayor parte de Facebook Connect, el evento donde Zuckerberg comunicó estos cambios, se concentró casi exclusivamente en el metaverso.
No hay dudas de que fue una presentación bonita y llamativa, diseñada para entusiasmar a futuristas e inversionistas que andan siempre a la caza del próximo éxito.
Como suele ocurrir con las cosas que son demasiado buenas y que lucen demasiado perfectas, lo presentado por Zuckerberg en Facebook Connect no pasaba de ser una mera ilusión, si acaso un reflejo de lo que él pretende brindar a través del hoy cacareado e incomprendido metaverso.
Un año después de impresionar y asustar a partes iguales, por aquello de que se pretende que la gente “haga vida” en el metaverso, podría decirse que esta apuesta no ha tenido el resultado esperado por Zuckerberg.
Cierto es que todo este entramado cumplió con el propósito de desviar la atención desde los problemas de ética que acosaban a Facebook a temas más inocuos, como el desarrollo de la realidad virtual y su pertinencia real a futuro. A nivel de resultados, sin embargo, Meta -y, por ende, Zuckerberg- han recibido tremenda pela durante este año.
Para muestra, basta el siguiente dato: se estima que el metaverso ha provocado pérdidas por el orden de 9.4 mil millones de dólares a la empresa. Dicho sea de paso, tras los desastrosos resultados del tercer trimestre 2022, el valor de mercado de Meta es ahora de alrededor de 263 mil millones de dólares. Un año atrás, específicamente en septiembre 2021, Facebook había alcanzado valor de un billón de dólares.
El desastre que ha supuesto el metaverso, explicado en parte porque es un proyecto ambicioso cuya tecnología base es costosa de desarrollar, se ha reflejado en la acciones de Meta, cuyo valor es hoy alrededor de 76 por ciento más bajo que un año atrás.
No ayuda a la causa el hecho de que nadie en su sano juicio quiere “vivir” dentro de la realidad virtual que supone un metaverso.
Quizás la apaleada que ha venido sufriendo Zuckerberg le haga entrar en razón, o quizás no, porque estos genios son así de peculiares y obstinados.
Ustedes, ¿qué opinan de la debacle de Facebook/Meta? Es curioso como los cambios a veces traen más problemas que soluciones.