A mucha gente le gusta el maní, ya sea por sí solo o combinado con chocolate u otras nueces. Hay de hecho cantidad de recetas que incluyen este ingrediente, y ni hablar de la popularidad de la mantequilla de maní y otros derivados.
Pese a lo delicioso y beneficioso que es para la salud, hay un pequeño porcentaje de la población mundial que no puede darse el gusto de consumir maní porque esta legumbre les provoca una reacción alérgica que en ocasiones resulta mortífera.
Para este pequeño grupo, que representa entre 0.6 y 1 por ciento de la población mundial, salir a comer a un restaurante y en general consumir cualquier cosa fuera de su entorno controlado es una especie de lotería tipo kamikaze en el sentido de que algunos casos de alergia al maní son tan severos que de solo entrar en contacto con su olor o trazas mínimas ya hay problemas.
En su forma más severa -y algo que ocurre también con otras alergias a insectos, comidas y demás- la alergia al maní puede causar choque anafiláctico, una situación que si no es tratada con celeridad puede provocar la muerte en minutos. Un escenario poco agradable y que ha ocurrido aun tomándose las precauciones de lugar.
Para estas personas existe un sensor portátil que promete quitar un poco de la presión y ansiedad asociadas a socializar en ambientes donde hay comidas preparadas fuera del entorno controlado. Se trata de Nima Peanut Sensor, una de las tantas innovaciones vistas en CES 2018 orientadas al bienestar y la salud preventiva.
Este sensor, que sigue los pasos de otro lanzado anteriormente por la misma compañía para la detección de gluten, tiene la capacidad de detectar 10 partes por millón de proteína de maní a partir de una muestra de comida. Estudios clínicos han determinado esta es la concentración mínima de maní capaz de causar efectos adversos.
El sensor Nima cuenta con una cápsula donde se coloca la muestra, la cual es analizada por el sensor siguiendo un proceso de inmunoensayo cromogénico en base a anticuerpos específicos del maní. Para los fines de la muestra de comida es triturada y vertida en esa solución de anticuerpos. Dos o tres minutos después el sensor ofrece su lectura: una carita feliz significa que no se detectaron trazas de maní, mientras que la imagen de un maní alerta sobre la presencia del mismo.
Si bien el sensor jamás será un sustituto de los controles y precauciones que debe tomar una persona alérgica al maní, ciertamente resulta útil para verificar que cualquier comida empacada o enlatada sea en efecto libre de trazas de maní, lo mismo que en restaurantes o al visitar casas de familiares y amistades. Nima tampoco es un sustituto de implementos usados para tratar casos de alergia accidental.
Nima Peanut Sensor está disponible para reservar. Un kit inicial que incluye el sensor y 12 cápsulas de prueba vale 289 dólares, con envíos pautados para este año.