El giro ideológico que ha estado dando la humanidad en estos tiempos, donde se habla de la existencia de más de dos géneros, donde el movimiento LGBTQ+ se hace presente en cada escenario y donde la transexualidad se hace normal, está generando situaciones muy peculiares.
Una de esas situaciones es la presencia cada vez mayor de hombres que han hecho la transición a mujer en competencias deportivas del ramo femenino.
El nivel de controversia que ha generado este fenómeno, que es rechazado por amplios sectores de la sociedad en general, ha sido considerable, trayendo consigo un debate que tan solo se intensifica con cada nuevo caso.
La controversia a este nivel llegó hasta los recién finalizados Juegos Olímpicos París 2024, siendo la principal protagonista la boxeadora argelina Imane Khelif, quien ganó oro en la categoría femenina de 66 kilos.
Khelif, quien se identifica como mujer y fue registrada como niña al momento de nacer, sufre de hiperandroginismo, una condición caracterizada por la producción excesiva de testosterona en mujeres.
El género de Khelif ha sido motivo de controversia en ocasiones anteriores, propiciando revisiones que en ocasiones la han descalificado para participar en competencias de mujeres.
No fue el caso de los Olímpicos París 2024, donde el Comité Olímpico Internacional (COI) certificó que, desde el punto de vista científico, Khelif es una mujer.
Desde que entró a escena, el ataque contra Khelif fue abrumador, retumbando sobre todo en X, plataforma que ahora está siendo demandada por la campeona -se coronó con el oro- por cyberbullying.
La demanda fue depositada ante autoridades francesas, y si bien una demanda contra X implica que cualquiera que estuviere implicado en las acciones puede ser investigado, hay gente particular y de renombre que figura en el expediente.
Entre esas personas resaltan J.K. Rowling, la autora de Harry Potter y una abanderada de los derechos de las mujeres ante la oleada ideológica actual. Asimismo, Elon Musk, de postura 100 por ciento antiwoke, y el expresidente estadounidense Donald Trump, que sigue la misma línea.
El ciberacoso o cyberbullying es un fenómeno viejo en redes sociales, y es un hecho que las nuevas ideologías lo han recrudecido, con participación activa de todos lados.
El caso de Imane Khelif, por tratarse de una campeona olímpica y de una situación tan pública, añade una capa de intriga e interés a esta demanda.
¿Quién tiene la razón? En esta época tan enrarecida a nivel de ideologías y creencias, es difícil responder la pregunta, pues el balance y la neutralidad hace rato que desaparecieron.
Es probable que se exija alguna compensación para Khelif, ¿pero qué hay de los millones de personas atacadas a diario en redes y que no tienen el nivel de visibilidad de la atleta? El ataque de izquierda a derecha y derecha a izquierda es constante.
