¿Podrían Bitcoin y los criptoactivos salvar al mundo en términos económicos?
Aunque Bitcoin fue creada con el objetivo de ofrecer una alterativa financiera más sana que los bancos y todo el sistema tradicional, la evidencia sugiere que esta y otras criptomonedas están lejos de ser una solución.
De entrada, los criptoactivos no están regulados por ninguna autoridad y tienden a ser muy volátiles en su comportamiento, en gran parte por el gran agiotaje de quienes participan en el juego.
Asimismo, gracias a sus peculiares características, en especial su promesa de anonimato, tienden a ser usados en escenarios turbios y en actividades ilegales, como lavado de activos y narcotráfico.
Pese a estas realidades, a más de uno le siguen atrayendo los criptoactivos, y el mejor ejemplo de esto no es más que El Salvador, que dos años atrás adoptó a bitcoin como una de sus monedas de curso legal.
La apuesta de El Salvador, que aún no ha dado los frutos esperados, fue un intento de su presidente, Nayib Bukele, por modernizar el país e impulsar el acceso a servicios financieros a una población que en su mayoría no está bancarizada.
Más allá del uso de bitcoin en las transacciones del día a día y de la posibilidad de lograr esa inclusividad financiera, los planes de Bukele, según se ha documentado, son ambiciosos e incluyen turismo y el desarrollo de toda una ciudad dedicada a esta criptomoneda.
Nada de esto se ha materializado aún, pero no por ello Bukele y los entusiastas de bitcoin pierden la esperanza.
Podrá parecer una tremenda ingenuidad lo de Bukele, pero El Salvador no es el único país que apuesta a bitcoin para su salvación: Bután, una nación asiática ubicada en la cordillera del Himalaya, se ha sumado a la causa.
Según reporta Forbes, Bután ha instalado al menos cuatro facilidades para minería de bitcoin, todas operadas por el Gobierno, a quien pertenecen.
Utilizando imágenes satelitales de Planet Labs, Satellite Vu y Google Earth, las cuales ha complementado con información provista por fuentes conocedoras del tema, Forbes ha logrado identificar la ubicación de las 4 facilidades.
Tratándose Bután de una nación remota, caracterizada por una increíble biodiversidad y paisajes montañosos espectaculares, es un poco chocante que se estén dedicando tantos recursos a algo tan poco natural como bitcoin, sobre todo cuando su minería demanda enormes cantidades de energía y se acusa de ser sumamente contaminante.
La explicación, según Forbes, es de lo más mundana: el rey de esa nación, Jigme Khesar Namgyel Wangchuck, ha expresado su fascinación con las criptomonedas y apuesta a bitcoin para la preservación y salvación económica de Bután tras el declive del turismo -actividad de la que dependía mayormente- tras la pandemia por COVID-19.
Siendo el caso que, contra todo pronóstico, bitcoin está en alza y se encamina a cerrar 2023 por encima de los 42,000 dólares, podría ser que el rey butanés tenga un punto a su favor.
Por el bien de Bután, El Salvador y cualquier otra nación que haya cifrado sus esperanzas en bitcoin y el criptosistema en general, esperemos que las cosas en ese sector finalmente se estabilicen tras los sucesivos escándalos de FTX y Binance.
