Se trata de un hecho poco conocido por algunos: el espacio está lleno de basura, consistente en restos de órbitas, satélites y otros objetos lanzados desde la Tierra con fines de exploración, observación y comunicación, entre otros.
Al igual que ocurre en la Tierra, la acumulación de basura en el espacio representa un problema y un peligro. Los miles de partículas que actualmente flotan libremente, consistentes mayormente en metales, representan un riesgo de colisión con cualquier cosa que proveniente desde aquí, y eso incluye astronautas que se manera permanente están en la Estación Espacial Internacional (ISS por sus siglas en inglés). De igual forma, esas partículas pueden caer, sin previo aviso, en cualquier parte del planeta, como de hecho ocurre casi a diario.
¿Qué hacer ante este panorama? En vista de que la basura tan solo ha ido acumulándose, agencias espaciales a nivel global han llegado a la conclusión de que ya hay que recogerla. La mejor propuesta hasta ahora proviene de China y consiste en un camión recolector que estaría impulsado por la propia basura una vez la misma se recicle.
Como puede verse, el reciclaje no solo hace sentido a nivel terrícola, sino que es una propuesta igualmente práctica para el espacio. El momento luce apropiado para analizar el ritmo al que los humanos desechamos las cosas, tomar conciencia de que todo deja residuos y que estos a través del tiempo tienden a acumularse con consecuencias quizás insospechadas. ¿Quién imaginaría que la basura espacial sería un problema? Lo más probable es que las agencias espaciales no le hayan dado mente a esta cuestión hasta ahora.
La propuesta china implica pulverizar los residuos y calentarlos a una temperatura lo suficientemente alta como para crear un plasma de iones y electrones positivos que a su vez podría usarse como propulsor del camión recolector. Para recoger los residuos se usaría una malla.