¿Sabías que tu smartphone es un chismoso? No solo conoce tu identidad y preferencias al dedillo, sino que también sabe a donde te mueves y la duración de cada salida, esto gracias al GPS y la magia de aplicaciones y websites que, sin tú enterarte, te dan continuo seguimiento.
Para quienes están al tanto de los desarrollos y tendencias del ámbito tecnológico, el anterior párrafo no causa sorpresa alguna, siendo de hecho la base de escándalos recientes que involucran a Facebook, Google y otros. Para el consumidor común, sin embargo, esta afirmación puede ser un poco chocante y hasta desatar una preocupación en lo que respecta a su privacidad.
Por este lado, hay malas noticias: hace mucho que la privacidad se perdió, y no solo por vía de los omnipresentes móviles, sino desde que se inventaron la Internet, las redes sociales y demás recursos digitales.
Usualmente ese seguimiento que se la da a la gente, ya sea a través de las aplicaciones que usa en su smartphone o a través de los sitios que visita al usar la internet en cualquier dispositivo, tiene por objetivo desarrollar publicidad dirigida y personalizada, diseñada de una manera tal que va al unísono con las preocupaciones, necesidades e intereses del momento.
Cierto es que todo esto es muy invasivo, y es precisamente la razón por la que se condena tanto, pero, en medio de la pandemia por coronavirus que vive el mundo, tal seguimiento tiene finalmente un uso no solo lógico, sino positivo: a través de la data de ubicación generada por el GPS en los smartphones es posible dar seguimiento colectivo a toda una comunidad y estudiar con detenimiento el avance del coronavirus. También es posible determinar hasta que punto la colectividad acata las órdenes de aislamiento colectivo y de cuarentena, siempre con el objetivo de detectar patrones y tomar medidas en respuesta a lo observado.
La idea ya se está aprovechando en Estados Unidos, según reporta Wall Street Journal, con participación de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) y gobiernos estatales y locales en la recepción y revisión de información que es provista por compañías de la industria de la publicidad móvil.
Como no se trata de una cacería de brujas ni de una vigilancia al estilo “big brother”, dicha información es provista de manera anonimizada y previamente analizada. El trabajo de las autoridades es observar patrones y detectar posibles puntos de intervención, como ocurrió recientemente con el Prospect Park de Broolyn, Nueva York, donde hasta hace unos días se congregaba una cantidad considerable de gente. Nueva York es ahora mismo el epicentro de la pandemia del coronavirus.
Curiosamente, una compañía estadounidense –Unacast, dedicada a la recolección y análisis de este de data derivada del GPS- ha aprovechado estos insights para hacer mapas que muestran en cuales estados de ese país la gente colabora con el asunto de quedarse en su casa y practicar distanciamiento social.
Unacast se basa en distancias recorridas para presentar los mapas y otorgar una calificación que, como si estuviéramos en clases, va de la A a la F. De momento, Washington, D.C., se ha ganado una A, mientras que Wyoming tiene una F. La compañía recolecta esta información de ubicación a través de aplicaciones de juegos, compras y utilidades que hacen este registro sin que el usuario tenga conocimiento. Para ganar una A en los mapas de Unacast debe haber una reducción de al menos 40 por ciento en distancias recorridas.
Aun cuando no se puede negar la ayuda que representa esta data de ubicación y movimiento ya anonimizada, hay quienes no están del todo cómodos con la idea. En efecto, Edward Snowden, quien reveló el alcance de la NSA hace unos años, indicó hace unos días que existe la posibilidad de que el gobierno estadounidense aproveche la coyuntura para hacer una vigilancia permanente por esta vía.
En Corea del Sur, donde el coronavirus parece estar bajo control, esta técnica de monitoreo de ubicación fue una de las tantas herramientas usadas. Partiendo de la experiencia en ese país, podría ser más beneficioso que perjudicial. Ya veremos lo que ocurre de aquí a unos meses.