¿Alguna vez te has fijado que la mayoría de las impresoras a color emplean cartuchos de tinta cian, magenta y amarilla junto con la negra? Estos tres colores conforman la base de la mezcla substractiva de colores, y en teoría deben ser capaces de reproducir cada gama posible.
De la teoría pasamos a la práctica y es común que esas impresiones que hacemos, independientemente del tipo de papel utilizado o la calidad del equipo, no sean tan vibrantes o llamativas como aquello que vemos en pantalla. Si la impresión es algo rutinario, sea para fines de oficina o de uso personal, usualmente no se le da mucha importancia a este resultado, pero en ámbitos de publicidad, creatividad y afines, esto puede ser un problema serio.
Cierto es que las impresoras han mejorado enormemente en los últimos años, sobre todo a nivel de productividad, rapidez, funcionalidad y duración del material impreso. ¿Qué hay de la calidad visual? Es posible que una de las mejores propuestas en ese sentido la ofrezca Epson con su más reciente modelo, la SureColor P5000, orientada a aplicaciones de fotografía y diseño gráfico.
La principal característica de esta impresora -de 17 pulgadas- es que incorpora 10 cartuchos de tinta, incluyendo colores tan poco comunes como el naranja y el verde, para una reproducción lo más fiel posible de cada matiz en existencia. Esta mayor precisión a nivel de color se complementa con tinta negra que es 1.5 veces más densa para un efecto más saturado.
SureColor P5000 admite impresión en hojas con tamaños entre 8 x 10 pulgadas y 17 x 22 pulgadas, así como en elementos de artes plásticas cuyo grosor no exceda 1.5 milímetros. También hay cabida para panorámicas e impresiones sin marcos de entre 8 y 17 pulgadas.
La impresora está disponible en dos configuraciones de color: una con dos clases de negro, ideal para transición en fotografía y artes gráficas, y una que incluye tinta violeta para mayor nivel de color en aplicaciones comerciales. Ambas valen 1,995 dólares.