Navegar en la Internet tiene sus riesgos, y uno de ellos es el bombardeo constante de anuncios personalizados a los que estamos sometidos.
Para nadie es un secreto que hay toda una industria dedicada no solo a personalizar esos anuncios, sino a servirlos con una precisión que en ocasiones mete miedo, tanto que no pocos sospechan que sus teléfonos y demás equipos escuchan constantemente sus conversaciones y el entorno que les rodea.
El tema de los anuncios personalizados guarda estrecha relación con el continuo rastreo de todo lo que hacemos cuando navegamos por la internet. Casi todos sabemos que cada vez que entramos a la Internet dejamos un rastro, empezando por la dirección IP -a no ser que usemos una VPN- y nuestros hábitos al visitar tal o cual website o realizar búsquedas en un sitio como Google.
Uno de los grandes aliados de ese rastreo -y, por extensión, de la industria de anuncios online- son las famosas cookies o galleta informáticas, pequeñas piezas de data que contienen información arbitraria que es luego almacenada en la computadora del usuario.
Las cookies son útiles en el sentido de que facilitan ciertos procesos a la hora de visitar un website al que previamente habíamos entrado. Para que se tenga una idea, estas son las piezas que nos ahorran el tener que llenar un formulario en una página donde ya hemos hecho este proceso antes. Igualmente son las que nos permiten mantener artículos en un carrito de compras incluso mientras seguimos navegando en esa tienda.
En su concepción original, las cookies no estaban supuestas a ser invasivas, sino a ser un aliado al brindar una experiencia de uso más satisfactoria para las partes involucradas. El problema vino cuando alguien por ahí se dio cuenta de que se les podía sacar provecho si se usaban fuera de su website original. Para que esto se entienda, basta un ejemplo: un botón de “me gusta” en una página X podría contener cookies a las que Facebook tendría acceso, y de ahí, entre otras cosas, salen los anuncios personalizados que tanto odiamos.
La invasión a la privacidad ha llegado a un punto tal que, desde hace meses, numerosos websites, incluyendo browsers, han decidido prohibir la entrada de cookies de terceros. Asimismo, es común que al visitar cualquier sitio en la internet se nos haga la advertencia de que se usan cookies para fines de brindar la mejor experiencia posible, con opción de aceptarlas o rechazarlas.
Eliminar las cookies de terceros sería un terrible golpe para la industria de la publicidad online, y si bien Apple y Firefox hace rato las prohibieron, no fue hasta que Google decidió dar el paso que la preocupación se hizo presente.
Es raro que Google, líder en el tema de anuncios online, haya decidido dar un paso que a la clara no le conviene. Obviamente las cosas no son tan sencillas, y es aquí donde entra el concepto de FLoC, una nueva manera de rastrear a los usuarios de la Internet, donde se garantiza una suerte de semianonimato al no identificar a cada usuario de manera individual para fines de publicidad.
FLoC son las siglas de Federated Learning of Cohorts, algo que podría traducirse al español como “aprendizaje federado de grupos”. Bajo este concepto, en vez de dirigirse publicidad a un usuario de manera directa y específica en base a sus preferencias y demás, la misma se dirigiría a grupos preestablecidos donde habría miles (y quizás millones) de usuarios representados.
Google ha propuesto que FLoC sea un estándar para los browsers o buscadores que usamos para navegar en la Internet. Aparte de ofrecer un salvamento a la industria de la publicidad online, ofrece la ventaja de que el browser no tiene que guardar esas preferencias, por tanto no quedaría rastro visible del rastreo al que nos someten cada vez que usamos la Internet.
De momento, no hay indicios de que FLoC tenga la gran acogida entre browsers más allá de Chrome. La motivación de Google para presentar esta propuesta es que el bloqueo de cookies de terceros ha resultado en el desarrollo de métodos alternativos aún más invasivos y burdos para mantener el rastreo de la gente.
FLoC, de la manera en que se describe, está supuesto a ser menos invasivo y más balanceado que esas alternativas, pero no deja de ser causa de preocupación, sobre todo considerando el historial de Google en cuestiones de privacidad.
En lo que se define el destino de FLoC, el buscador DuckDuckGo ya tiene una extensión para bloquear FLoC.