El final de una saga… o quizás no, según se mire: Julián Assange, por primera vez en 12 años es hoy un hombre, y lo primero que hizo fue regresar a su natal Australia para estar con su familia.
Para quienes no lo recuerdan, Assange es el fundador de WikiLeaks, la página que por los años 2010, 2011 y 2012 causó sensación al publicar una serie de documentos clasificados que dejaron a más de uno en mala posición.
A través de WikiLeaks el mundo se enteró no solo del sadismo de Estados Unidos en conflictos bélicos como los de Irak y Afganistán, sino que quedó al descubierto la falsedad de la diplomacia mundial.
Fue también por esta vía que se dieron a conocer unos correos electrónicos que dejaron a la entonces candidata Hillary Clinton encharcada en las elecciones presidenciales de 2016 en Estados Unidos.
Toda la información filtrada por WikiLeaks tenía, por supuesto, una fuente, muchas veces directamente vinculada al gobierno estadounidense.
Una de esas fuentes, y la raíz de las penurias de Assange, es Chelsea Manning, una mujer trans que inicialmente se llamó Bradley Manning y que aprovechó su puesto de analista de inteligencia del ejército estadounidense en la guerra de Irak para filtrar miles de documentos.
Manning fue arrestada en 2010 y condenada en corte marcial en 2013 a 35 años de prisión por estas acciones, conmutando el presidente Obama esta sentencia en 2017.
Lo de Assange es, hasta cierto punto, más dramático, iniciando la persecución en agosto de 2010 con una investigación por parte de Suecia a partir de una denuncia de acoso sexual que el acusado siempre negó.
En junio 2012, escapando su extradición a Suecia, Assange se asiló en la embajada de Ecuador en Londres, otorgando ese país asilo político en agosto de ese año.
Assange permaneció en esa embajada hasta el 11 de abril de 2019, fecha en que fue arrestado por las autoridades británicas a petición de Estados Unidos y en la que Ecuador retiró su asilo político.
La acusación de Estados Unidos contra Assange fue que éste violó la ley espionaje de ese país. Tras años de resistencia, y quizás porque era su única salida, se declaró culpable días atrás en una corte en Saipan, Islas Marianas, en el Pacífico.
La movida de Assange, repentina y sorpresiva a partes iguales, es producto de un acuerdo al que arribó con Estados Unidos,
Hay quienes ven este desenlace como un revés para la libertad de prensa pero, a la vez, analistas consideran pudo haber sido mucho peor la consecuencia para el periodismo si Assange hubiese prolongado la batalla.