Hace unas semanas que la Apple Card debutó formalmente en los Estados Unidos, generando toda clase de análisis y comentarios respecto a la factibilidad del producto y las implicaciones a nivel de usuario, privacidad, finanzas personales y hasta la banca como tal.
Fuera de estas cuestiones, que son importantes desde un punto de vista de tecnología disruptiva y su impacto en la vida diaria, lo más llamativo de la Apple Card tiene que ver con la delicadeza de la tarjeta física que complementa toda la experiencia.
La tarjeta en cuestión, de tamaño y forma estándar, es de titanio en un 90 por ciento. Fiel al estilo de Apple, tiene un diseño minimalista donde apenas se observan el nombre del tarjetahabiente y el chip integrado en la parte delantera, mientras que la parte trasera contiene la consabida banda magnética.
¿Por qué llama tanto la atención la versión física de la Apple Card? Simple: al tratarse de un producto Apple, no es un “plástico” cualquiera. En efecto, tal como se menciona más arriba, la Apple Card es mayormente de titanio, un material de baja densidad y alta resistencia. Si bien es una buena combinación de características, la tarjeta tiene una debiliad mayúscula: puede descolorarse (y deslucirse) permanentemente al entrar en contacto con jeans y piel o cuero, lo que ha llevado a la compañía a ofrecer una guía de cuidado, limpieza y almacenamiento de la misma.
Podría decirse que las intenciones de Apple con esta guía son buenas, pero ello no ha impedido que las burlas y relajos hagan acto de presencia, exacerbadas por fabricantes de accesorios que se han pasado de creativos al diseñar portatarjetas exclusivamente para acomodar la delicadeza de la Apple Card, cruzando en ocasiones la línea de lo serio y el sarcassmo al tiempo que intentan obtener alguna ganancia.
Es así como Kerf ofrece un case en madera con recubrimiento interior en Alcantara, un material sintético con textura similar a la gamuza. De un grosor similar al de los cases en madera que ofrecen para iPhone, hay cuatro variantes a elegir de este portatarjetas: arce, nogal, arce con variaciones naturales de color y nogal “figurado”, el cual contiene patrones 3D creados de manera natural por el propio árbol al crecer.
La oferta de Kerf, aun cuando va dirigida expresamente a Apple Card, es compatible con otras tarjetas. Lástima que está diseñado para albergar una sola tarjeta. Los precios de tan peculiar case oscilan entre 39 y 139 dólares.
Si consideras que 139 dólares es mucho para dar hogar a una Apple Card, mejor toma asiento: Gray ofrece una versión minimalista y actualizada de la billetera en Vandium, un accesorio hecho de titanio -a juego con la tarjeta aquella- que aporta ligereza y comodidad al tiempo que promete proteger celosamente sus contenidos.
La billetera Vandium emplea titanio de grado aeroespacial y fibra de carbón en la parte interior. Una banda elástica en el medio asegura flexibilidad para meter las 15 tarjetas que soporta. La parte externa tiene un diseño de líneas arquitectóncias creadas a máquina que aportan a esa visión futurista del fabricante.
Tanto nivel de detalle de parte de Gray no sale barato: estas exóticas billeteras van de 485 a 1,300 dólares según el acabado que se elija. El más caro es el de oro, y el mismo está limitado a una disponibilidad de 50 unidades.