La inteligencia artificial generativa, según se ha encargado de demostrar OpenAI con ChatGPT, Dall-E y Sora, es capaz de hacer de todo un poco: novelas, artículos, imágenes y videos, por solo mencionar algunas cosas.
Esta impresionante tecnología es también capaz de hacer música, con todo lo que ello pudiera implicar a nivel de copyright, derechos de autor y la industria en general.
Sí, vivimos en un mundo donde el prospecto de hacer un guión, una traducción, un cortometraje o una obra maestra en cuestión de minutos es una realidad cada vez más visible, y esto es algo posible gracias a un proceso de entrenamiento continuo por vía de machine learning.
De tanto que se ha hablado de inteligencia artificial en los últimos meses, es conocimiento común que estos sistemas se alimentan continuamente de data previamente disponible, casi siempre por vía de la Internet.
Aquí es donde yace uno de los principales inconvenientes de este avance: la ética.
La mayoría de los sistemas de inteligencia artificial están basados en data recolectada de la Internet, sin aval o consentimiento de las partes involucradas, y eso ya está dando problemas.
Medios como el New York Times se encuentran entre los primeros en reaccionar ante esta realidad, primero cerrando el paso a los bots de OpenAI y luego procediendo a demandar a la compañía. Ahora son los artistas quienes están a la defensiva, y con sobrada razón.
Todo esto sirve de preámbulo y justificación para Jen, un generador musical impulsado por inteligencia artificial que se define como ético al estar entrenado sobre la base de 40 catálogos totalmente licenciados.
El compromiso de Jen es respetar los derechos de autor al tiempo de manejarse con total transparencia y contemplar compensación para las partes involucradas.
Una base de datos de 150 millones de canciones permite a Jen verificar que la música creada no infrinja copyright alguno.
Más que un simple generador musical, Jen se presenta como un colaborador y un aliado en el arte de crear música.
¿Funciona? Al decir de conocedores de la industria, no es que sea muy bueno interpretando comandos, y eso puede deberse al enfoque ético -lo correcto- aplicado.
En pocas palabras, es posible que el próximo gran artista en emerger no sea impulsado por inteligencia artificial, y eso es bueno
