Vivimos bombardeados por anuncios: en redes sociales, en radio y televisión, en el cine, al leer el periódico y hasta al andar en la calle.
Son pocos los lugares donde no estamos asaltados por anuncios, y ahora resulta que ni en el súper, a donde muchos anuncios nos suelen mandar, estamos libres del fenómeno.
Se da el curioso caso en Estados Unidos, específicamente en lugares como Walmart y similares, de puertas de congeladores sustituidas por pantallas que se activan por sensores de movimiento.
Este invento, aparte de representar alguna especie de revolución tecnológica, tiene por objetivo bombardear con anuncios a quienes están haciendo compras en esa área.
Habrá quien diga que exponernos a un breve anuncio no tiene nada de malo, pero cuando ese anuncio nos impide seguir nuestro camino, la percepción cambia.
Según denuncian algunos compradores que se han topado con la tecnología en Walmart, hay instancias en que solo se da acceso al contenido de esos congeladores cuando termina el anuncio. En pocas palabras, es una forma de perder el tiempo.
¿Es justo esto? Vivimos en una época de mucha prisa, y quizás por esta razón la novedosa idea no parece caer tan bien.
Desafortunadamente, el mundo de hoy se mueve mayormente en base a anuncios, y por ello existe una altísima posibilidad de que estas pantallas hagan acto de presencia en otros sitios, más allá de supermercados y similares.
La compañía tras el fenómeno se llama Cooler Screens, y es evidente que el nombre es un juego de palabras. Desde junio 2021 están desplegando su tecnología, contando a Walmart, Walgreens y CVS entre sus clientes. Habrá algún nivel de rechazo de parte de los compradores, pero ello no impide que haya planes serios de expansión en el horizonte.
Está bien que se encuentren nuevos espacios y nuevas formas de hacer publicidad, ¿pero quién compensa al público que de manera inconsulta se ve sobreexpuesto a la misma?
¿Quién compensa el tiempo que perdemos cuando un anuncio nos impide leer, comprar o seguir nuestro camino? Se nos saca un provecho, y ni cuenta nos damos.
Ahora bien, ¿qué tan factible es esta nueva modalidad de anuncios donde sea y como sea?
En algún momento se puso se moda aprovechar mesas en los food courts de las plazas para anuncios. También se ha visto en portacarteras en restaurantes. La gran pregunta: ¿cuántos de nosotros prestamos atención a esos anuncios? ¿Cómo se le da seguimiento a eso?
En el caso de los anuncios en la falsas puertas de freezers y congeladores, es probable que haya mecanismos integrados de monitoreo o seguimiento de globos oculares para determinar la efectividad a nivel individual. Eso ya implica cierto nivel de invasión más allá del asalto visual.
Y, por supuesto, si hasta que no pase el anuncio no hay acceso a nada, pues hay una efectividad garantizada, al menos en cuanto a alcance.
Estamos rodeados de anuncios, y pese a nuestra aversión natural hacia ellos, es poco probable que desaparezcan. El próximo paso, sobre todo si ciertas tecnologías siguen avanzando, será invadir nuestros sueños con anuncios. Mal prospecto.