La idea de abrir un teléfono con tu cara o de ganar acceso con tan solo presentar la palma de la mano es una que luce atractiva y funcional a partes iguales, ¿pero a qué costo?
Raras veces nos detenemos a pensar en lo que implican estos marcadores biométricos, sobre todo cuando son recolectados para cosas no tan esenciales como pagar la compra.
Si alguna vez has entrado a una tienda física de Amazon, sea de abarrotes, libros o de artículos 4 estrellas, es posible que hayas visto un sistema de pago sin contacto que funciona con apenas presentar la palma de la mano a un escáner, sin hacer fila y sin poner la mano al aparato.
Es una forma conveniente de hacer la compra y salir rápidamente de allí, pero… ¿qué tan seguro es?
Activistas de la privacidad están cada vez más alarmados con estas tácticas por el simple hecho de lo que entrañan. La información de la palma de la mano, por sí sola, quizás no diga mucho, pero la cosa cambia cuando se asocia este dato a la identidad particular de una persona, sobre todo si esta es activamente rastreada para fines de recolectar información puntual de sus hábitos, necesidades, consumos, intereses y demás.
¿Qué compañías conocemos que hagan esto? Muchas, y Amazon es una de ellas. Hay quienes temen, con sobrada razón, que la palma de la mano sea aprovechada para redoblar el bombardeo de anuncios personalizados y otras actividades que resultan nefastas hasta cierto punto.
Este temor aumenta cuando nos enteramos de que Amazon está ofreciendo un crédito de 10 dólares para consumo en esa plataforma a cambio de registrar la palma de la mano. La cantidad no es solo irrisoria, sino que la gente, en su mayoría, no cae en cuenta de la gravedad del asunto.
Albert Fox Cahn, director ejecutivo del proyecto de supervisión de tecnología de vigilancia (Surveillance Technology Oversight Project), con sede en Nueva York, advierte que los marcadores biométricos son una de las pocas maneras en que compañías y gobiernos pueden rastrearnos permanentemente. En pocas palabras, ojo con esto.