¿Se acabó lo que se daba? Las redes sociales parecen haber entrado en una etapa de tacañería extrema en lo que respecta al acceso a sus funciones, pretendiendo cobrar por todo y, de paso, penalizando a quienes les han permitido crecer en primer lugar: los usuarios.
Veamos. Hay un largo historial de acciones que van en detrimento de los usuarios de estas plataformas, desde Facebook hasta YouTube, pero hasta ahora no había cruzado por la mente la idea de cobrar por las codas más básicas.
Cierto es que algunas de estas plataformas, como es el caso de YouTube, ofrecen desde hace algún tiempo versiones premium que tienen por principal atractivo prescindir de los anuncios, la fuente de ingresos por excelencia de estos sitios.
Sin embargo, las cosas han dado un giro de lo más brusco desde la llegada de Elon Musk a Twitter, tanto que podría decirse que por ahí empezó la actual tendencia que se observa en redes de pretender cobrar por todo.
Twitter es, sin duda, el mejor ejemplo para ilustrar la situación: de un sistema de verificación espontáneo, otorgado por la propia plataforma, hemos pasado a un sistema donde cualquier puede pagar por este y otros privilegios, sin necesariamente calificar calidad o valor.
En su afán por hacer de Twitter una plataforma productiva en términos monetarios, Musk ha emprendido una serie de acciones que tienen por objetivo llevar a los usuarios a apuntarse en Twitter Blue para poder seguir usando la plataforma de manera adecuada.
En ese sentido, una de las decisiones más recientes involucra una limitante a la cantidad de tuits que usuarios no verificados -y que por ende no están en Twitter Blue- pueden ver por día.
La cantidad es mil tuits, y si bien parece un número grande y difícil de agotar, es un hecho que podemos llegar a ese límite con tan solo seguir un par de temas tendencia en Twitter, sobre todo si se trata de chismes de farándula, los favoritos de una gran parte del público. Quienes están en Twitter Blue, en cambio, pueden ver 10,000 tuits por día, una cantidad considerablemente mayor. Cuentas nuevas sin verificar están limitadas a 500 tuits por día.
Hay quienes especulan que estas limitantes tienen más de un propósito, siendo uno de ellos limitar la recolección masiva de datos por parte de rivales y desarrolladores de modelos de lenguaje para fines de inteligencia artificial.
La realidad es que una plataforma como Twitter puede resultar sumamente valiosa para esos modelos de inteligencia artificial porque pueden ser entrenados para ofrecer respuestas más naturales en base a las interacciones de millones de usuarios.
Es también una realidad que, por años, plataformas como Twitter fueron aprovechadas por compañías de escucha y análisis social que cargaban con cantidades masivas de datos sin pagar nada a cambio, eventualmente restringiéndose tales accesos.
Se entiende que estas plataformas quieren preservar su patrimonio (recuerden, la información en estos tiempos vale oro) y cobrar por el acceso y el derecho a su uso, ¿pero por qué castigar a los usuarios que permiten la existencia de este patrimonio en primer lugar?
Twitter no es la única que está restringiendo accesos y cobrando por todo lo que se le ocurra. Meta empezó a cobrar por verificación de cuentas. Reddit tiene ahora un lío por el costo prohibitivo de la API, cuyo acceso era gratuito hasta hace poco.
De repente, y quizás gracias a Musk, estas plataformas se han dado cuenta de que pueden cobrar por todo lo que se les antoje, y si la gente desea seguir usándolas, pues procederá a pagar.
Es en este punto donde debemos reflexionar y preguntarnos si vale la pena pagar por estar en redes sociales, sobre todo cuando se ha demostrado que han hecho un daño incalculable a varios niveles.
No solo eso, ¿Quién compensa al usuario? Antes la excusa era que se tomaba la información suministrada por cada cual a cambio de acceso a servicios sin costo alguno. ¿Y ahora?