Mucho se habla de libertad de expresión, y cuando las redes sociales irrumpieron en el escenario con la fuerza e ímpetu que suelen caracterizar lo nuevo y desconocido, uno de los principios enarbolados fue justo este.
En esos primeros años de las redes sociales, el activismo recobró fuerza y adquirió una nueva dimensión que se hizo acompañar de un nivel de alcance y visibilidad jamás soñado.
A esta ola de activismo, periodismo ciudadano y expresionismo individual siguió el choque de la triste realidad: mucho activismo y afán de lucha detrás de las pantallas, sin mucho impacto fuera del medio digital.
Con el paso de los años, las redes y la pregonada libertad de expresión siguieron su camino, transformándose en algo que solo se puede describir como una monstruosidad.
En su afán por demostrar su valor y mantener su relevancia, las redes dieron paso a una generación de usuarios que parecían estar en competencia permanente para ver quien era el más osado a la hora de hablar o escribir un pensamiento o una opinión, todo en nombre de la mal llamada libertad de expresión.
Con el tiempo, tal libertad de expresión dio paso a un libertinaje de expresión que se manifestó -y se sigue manifestando, pues no ha habido forma de detener el fenómeno- con ofensas, insultos, acosos, trolleos, bullying y otras formas muy bajas de comportamiento humano.
A la locura típica del libertinaje de expresión siguió un período de censura y cancelación que es el que estamos viviendo al día de hoy.
Esta es una historia que se ha repetido muchas veces a lo largo del tiempo, pero ahora ha habido un giro interesante: si antes dominaban las posturas conservadoras, hoy día impera justo lo contrario, con consecuencias tan insospechadas como incomprendidas.
Basta con entrar a cualquier red social para ver el dominio de las llamadas ideologías “woke”, encabezadas por las ideologías de género y movimientos LGBTQ y demás.
No es que se tenga nada en contra de esas preferencias o grupos, pero llama la atención ver cómo arropan las redes y les caen encima a quienes osan diferir de sus posturas y creencias. Esto ha traído consigo una crisis tanto en redes como en el mundo real, con compañías y marcas que se han visto forzadas a montarse en esa ola para llevar la fiesta en paz.
Por un tiempo, pareció aceptarse la idea de que este sería el nuevo orden de las cosas, pero, poco a poco, ha empezado una rebelión de quienes también quieren que sus opiniones sean respetadas y permitidas en espacios abiertos.
Se ha visto la rebelión con marcas como Hershey’s, Nike, Budweiser y Target, las cuales han desplegado campañas de marketing de corte woke que han tenido resultados desastrosos a nivel de imagen y ventas. Se ha visto igualmente con Disney y una batalla que lleva meses con el gobernador de la Florida, donde la compañía lleva años instalada y gozando de beneficios particulares.
Podría argumentarse que los casos mencionados en el párrafo anterior no tienen que ver con libertad de expresión y que simplemente son deslices del departamento de marketing, pero esta sería una lectura equivocada. Tiene TODO que ver con libertad de expresión y el hecho de que ciertos temas son cada vez más polarizantes.
Para ilustrar el punto aun mejor, ahí está el documental “What is a Woman?” y la tormenta que provocó a lo interno de Twitter la presión montada para permitirse su promoción en esa plataforma.
El mero nombre del documental resulta controversial y hasta ofensivo en una época en que la palabra “mujer” pretende ser desterrada del vocabulario por no alinearse a la ideología de género, en particular aquella que promueve derechos trans. Es así como ocurrió la presión para que Twitter, en la persona de Elon Musk, aceptara que se mostrara el documental allí durante 24 horas, de manera gratuita.
It’s the movie they really don’t want you to see: #WhatIsAWoman?
Watch the explosive documentary starring @MattWalshBlog FREE on Twitter for 24 hrs. pic.twitter.com/qDi7thCNid
— Daily Wire (@realDailyWire) June 2, 2023
El resultado es que dos altos ejecutivos de Twitter renunciaron por considerar que el documental es una afrenta a la comunidad transgénero, siendo la razón que en al menos dos instancias dentro del desarrollo del documental no se respeta la voluntad de personas ser identificadas con el género con que se identifican y se sienten cómodas. Musk dice que esto no está prohibido en Twitter, pero hay quienes tienen el vivo recuerdo de que en 2018 se implementó una política que prohibía esa práctica.
Este es un excelente momento para preguntarse qué es la “libertad de expresión” que tanto se pregona en redes pero que, a la vez, se quiere frenar cuando afecta intereses particulares.
Se supondría que la “libertad de expresión” da cabida a ideologías de todo tipo, desde las conservadoras hasta las liberales y “woke”, pero con cada vez mayor frecuencia se observa censura hacia posturas conservadoras; censura que ahora está viviendo un momento de respuesta y rechazo por parte de los afectados.
“What is a Woman?” estará disponible en Twitter durante todo el fin de semana. Verlo en su totalidad nos permitirá formar nuestra propia opinión sobre todo este embrollo.