Estamos rodeados de memes. Abrimos WhatsApp, Facebook, Instagram, Twitter y cualquier otra red social, y ahí están, ocupando un sitial envidiable no solo en términos de visibilidad, sino de interacciones e interés generado.
Los memes, al igual que las caricaturas y cualquier viñeta de dibujos animados, son divertidos, simples y directos. Con unos pocos elementos envían un mensaje que es captado al vuelo por una audencia que se hace cada vez más presente en las realidades de una sociedad compleja que está cansada de lidiar con los mismos problemas de antaño.
Aunque para muchos no pasan de ser una burla, los memes han demostrado ser claves en un fenómeno muy propio de las redes sociales: viralización de noticias que, años atrás, no hubieran pasado un par de menciones en el periódico o en el noticiero de turno.
Con su formato resumido y orientado al chisme y la especulación, las redes sociales han posibilitado que ciertos acontecimientos no se escapen de la memoria colectiva. Los memes refuerzan esto, lo mismo que el mecanismo de hashtags que introdujo Twitter en 2007.
Para entender la seriedad de lo planteado hasta ahora, veamos uno de los temas tandencia que está bateando fuertemente en la República Dominicana: #jeanalain, y sus variantes #jeanalainrodriguez y #yanalan. Con un alcance de millones de cuentas y miles de interacciones, no hay dudas de que este tema no es solo importante, sino que genera interés. La cantidad de memes generados, donde se aprovechan los elementos de la noticia no solo para provocar risas, sino también para formar parte del carrusel de la información, indican por igual el impacto del acontecimiento.
Aparte de complementar la nueva forma de enterarnos de las noticias por vías breves, resumidas y dinámicas, los memes cumplen con otra función que no es menos importante: buffer mental.
Vivimos tiempos de mucha incetidumbre y agobio, donde una pandemia interminable se ha juntado con autoridades no del todo competentes -un problema que se repite en varios puntos del planeta- para poner a la gente de vuelta y media. Si a estos elementos extraordinarios sumamos el estrés de cada día proveniente del trabajo (o falta de), la casa, la familia, la salud y demás, tenemos entre manos una verdadera bomba de tiempo.
La gente necesita socializar y desahogarse. Ante la realidad del distanciamiento social, las mascarillas y demás situaciones derivadas de la pandemia, los memes son una válvula de escape. Nos burlamos de situaciones serias, aun sea momentáneamente, y socializamos con nuestras amistades al compartir esos memes e intercambiar opiniones y pareceres.
La próxima vez que veas un meme, piensa en el poder que encierra lo que a simple vista parece un mero relajo.