¿Realmente son los neutrinos capaces de viajar más rápido que la luz? Esta es la pregunta que desde septiembre se hace la comunidad científica, y todo porque en un experimento de la Organización Europea para la Investigación Nuclear (CERN) pasó lo que hasta el momento se creía imposible: unos neutrinos llegaron a Gran Sasso (Italia) desde Ginebra (Suiza) 60 nanosegundos antes de lo pautado, siendo el punto de referencia la velocidad de la luz, una constante universal según la definió Einstein en 1905 en su teoría de la relatividad especial.
Escepticismo, debates, preguntas y toda clase de teorías surgieron para explicar la diferencia de 60 nanosegundos, una cifra irrelevante en la vida real pero de mucho interés para los estudiosos de la física de partículas. En respuesta, CERN decidió repetir el experimento durante este mes de noviembre, con algunas variaciones y tomando en cuentas las variables que algunos científicos habían señalado como posibles responsables del resultado original.
Pues bien, los resultados de las pruebas ya están, y una vez más se repitió la diferencia de 60 nanosegundos, lo que significa que los neutrinos siguen desafiando a Einstein, aunque todavía la comunidad científica no está por aceptar eso como una verdad absoluta. Siendo el caso que un hallazgo como este daría al traste con más de 100 años de teoría de física moderna, se entiende la postura de llevar esa investigación lo más lejos posible con tal de tener un marco de referencia contundente.
Más allá del escepticismo y el evidente rechazo con que se ha recibido la noticia de CERN, hay variables que sugieren que las cosas no son tan simples. Desde octubre científicos del laboratorio del Gran Sasso que trabajan en el experimento ICARUS, que tiene por objeto estudiar estos neutrinos súper rápidos, han hecho énfasis en el hecho de que los neutrinos que llegaron hasta allá procedentes de CERN retuvieron su nivel de energía, lo cual refuta la idea de que hayan viajado más rápido que la luz. La observación se basa en un documento de los físicos estadounidenses Andrew Cohen y Sheldon Glashow donde informan que de viajar más rápido que la luz los neutrinos perderían energía por efecto de la radiación resultante de la interacción entre neutrinos y la corriente nuclear débil.
Al proyecto ICARUS se han sumado otros laboratorios que han decidido hacer sus propias pruebas, entre ellos Fermilab en Chicago (Estados Unidos) y KEK, en Japón.