Inteligencia artificial en el entorno laboral suele asumirse como un conjunto de máquinas, robots y programas que automatizan y facilitan ciertos procesos, pero este concepto en realidad abarca mucho más.
Un área poco explorada al verse la inteligencia artificial en el entorno laboral es aquella que tiene que ver con monitoreo de empleados en base a data recolectada por esas máquinas y programas con los que interactuamos.
La data es la verdadera mina de oro en cualquier entorno, inclusive el laboral, y si algo necesitan esas máquinas y programas de inteligencia artificial para funcionar es esto, con la ventaja de que a medida que la usan van generando insights para análisis.
A partir de data e insights arrojados por vía de inteligencia artificial pueden inferirse algunos comportamientos de los empleados e inclusive hacer predicciones respecto a quien podría ausentarse dentro de un lapso de tiempo o incluso renunciar.
Los análisis predictivos que podrían derivar de la inteligencia artificial en el trabajo ofrecen una oportunidad para la empresa, pero, a la vez, constituyen una amenaza para el empleado en la medida en que se tomen decisiones en base a ello.
Lo peor de este posible escenario de monitoreo por vía de inteligencia artificial es que no hay regulaciones en pie que protejan al empleado por la sencilla razón de que no se han adaptado a este nuevo mundo dominado por tecnología disruptiva.
La disrupción por vía de inteligencia artificial y tecnología en el mundo laboral va más allá de la simple inclusión de máquinas o software predictivo: aparte de cambiar el rumbo de los negocios, hay manifestaciones físicas como los controversiales implantes de chips RFID que ya están en uso en algunos países de Europa para manejar todo, desde las finanzas personales y el uso del metro hasta el acceso a la oficina donde se trabaja y los recursos allí contenidos.